Thursday, October 20, 2005

Alianzas

Por Katya Izquierdo Herrera.

Quisiera comenzar diciendo que resulta imposible hablar de las Relaciones Internacionales sin referirse a las alianzas. Las alianzas han sido usadas por años como una forma de estrategia efectiva para la obtención de metas específicas a plazos. Éstas han servido, y siguen sirviendo, como método lógico de un estado o “party” para el logro de objetivos, que a modo aislado, les serían muy difíciles o imposibles de obtener.

Para entender la importancia contemporánea del rol o papel de las alianzas en el Sistema Internacional, es importante dar a observar primero, el cómo éstas han sido tradicionalmente concebidas como instituciones en el sistema de estados. Como bien se puede constatar al revisar la literatura existente en el tema, éste presenta en sí mismo un problema al tratar de separarlo de otros términos que se suelen confundir con el término “alianza”, y que de hecho, usualmente se han utilizado para nombrarlas y definirlas. Sin embargo, éstas han sido tradicionalmente una especie de vínculo entre estados o “parties” en contextos específicos.

Quisiera subrayar, entre otras cosas, tres tipos básicos de alianzas: las que agrupan un interés común en relación con el balance de poder, las que surgen de comunidades de intereses entre estados y aquellas para balancearse en contra de una amenaza externa (versión empleada por Walz). Sin embargo, el contexto actual nos obliga a no dejar de lado las alianzas con fines comerciales, tan utilizadas actualmente bajo el supuesto de que los estados se encuentran unidos también (y mayoritariamente en los últimos años) bajo una diplomacia económica mundial.

Asimismo, es importante hablar de aquellas alianzas unidas por sentimientos o lazos culturales que mantienen a estados unidos frente a aquellos que le pudieran ser ajenos (el “otro”) o incluso amenazantes. Se trata de la cotidiana defensa e imposición de los valores occidentales sobre el resto del mundo, y el resto del mundo revelándose contra ellos y tratando de contra imponer los suyos, por ejemplo bajo el uso de la fuerza militar y/o alianzas militares.

La hipótesis en torno al tema de las alianzas, a la que yo personalmente le apuesto, sería la siguiente: Siguiendo tanto la teoría del balance de poder como otras teorías complementarias, el conformar alianzas como estrategia efectiva para el logro de objetivos específicos ayuda a los Estados a no sólo legitimar sus propósitos, sino también a conseguir apoyo en aquellas tareas que de forma aislada les resultarían muy costosas en cuestiones financieras y de toma de riesgos. Esto, en mucho por lo anteriormente dicho, y debido a que las alianzas han sido empleadas para dar legitimidad a un movimiento o acción en contra de algún tercero, como lo fue el pasado, pero muy fresco caso de la alianza vs. “the evil empire”, al cual ya anteriormente Reagan y Thatcher se habían referido en Westminster para hablar del papel de la URSS en épocas de la Guerra Fría.

Las alianzas son totalmente utilitarias en su última justificación. Por tanto, no es tarea fácil el logro de una convención suficiente en cuanto a intereses comunes dentro del actual marco ampliado de Sistema Internacional, como para permitir la creación de consensos adecuados para el surgimiento y mantenimiento de una Sociedad Internacional al estilo que proponen autores como Bull. Sin embargo, hay que tener en cuenta el hecho de que elementos de sociedad sí se logran vislumbrar para la creación de reglas. Algunas normas podrían añadirse para permitir el desarrollo de juegos considerables de arreglos y sistemas de alianzas de un orden diferente a la simple militar o amenazante estructura de alianza por parte de los realistas.

La estructura compleja del sistema contemporáneo cuenta con la premisa de que el sistema es una expresión de por lo menos algunos valores compartidos. Así, vemos que tanto alianzas como tratados dependen de dicha premisa para lograr la eficacia deseada. En lo que concierne a las alianzas, las implicaciones consisten en que el área en donde existe la mayor necesidad y la mejor posibilidad de cambio yace en la construcción de regímenes que se concentran en amenazas hacia los elementos de sociedad en el sistema, en lugar de solamente en las mecánicas del sistema por sí mismo. Por esta razón, temas como los derechos humanos y el medio ambiente deberían de ser prioritarios como áreas temáticas para la creación de regímenes. De acuerdo con Rengger, esto requerirá de la creación de un régimen que una tanto aspectos sistémicos como “societales”. Por ello es que se subraya la formación de alianzas para dichos fines.

Entonces, las alianzas no tienen por qué estar peleadas con la creación de regímenes. Más aún, éstas, aunque sea a modo informal, podrían dar paso a los regímenes. Dichos regímenes brindarán certidumbre a ciertas temáticas importantes contemporáneas, al tiempo que las alianzas y tratados ayudarán a dicho fin.

La teoría de las alianzas logra explicar casos como el de la OTAN. La teoría del balance de poder demuestra cómo la formación de la OTAN y su siguiente persistencia pueden ser entendidas como una respuesta por parte de sus miembros ante una amenaza puesta por una Unión Soviética ideológicamente hostil y militarmente fuerte. Las teorías económicas de las alianzas revelan cómo el tamaño relativo de los países pertenecientes a la OTAN, y el grado de los resultados de su gasto militar, pueden ser caracterizados como bienes públicos y como influencias en la magnitud de sus esfuerzos defensivos
[i]. Sin embargo, dichas teorías siguen en proceso de mejora, y un mayor cuidado en su aplicación al caso concreto de la OTAN, es aún requerido. Se debe decir que los acercamientos aquí citados ameritan todavía un futuro y mayor desarrollo. Queda claro, que no debemos dejar de considerar el impacto de la ideología y el carácter institucional para la conformación de una alianza.

Una inspección minuciosa de las fases evolutivas de la OTAN, sugiere que la teoría del balance de poder, por sí sola, no puede satisfactoriamente explicarlas. Lo que en realidad existe es un escenario mucho más complejo para la continuación de las alianzas. La persistente existencia de la OTAN implica que los estados liberales, basados en las ideas de democracia, pluralismo político y estado de derecho, seguirán inclinándose hacia el mantenimiento de alianzas, aún en ausencia de una amenaza externa. Con ello, reafirmo la hipótesis que anteriormente sugerí. Termino con la idea de que la OTAN ciertamente se ha debilitado, más eso no implica que ésta u otras alianzas vayan a quedarse en el olvido y que éstas ya no se creen más en un futuro próximo y lejano.


Bibliografía.-
- Snyders, Glenn H., Alliance Politics, Cornelll, 1997.
- Rengger, Nicholas, Treaties and Alliances of the World. UK: Longman Current Affairs, 1990.
- Walt, Stephen, Alliances: Balancing and Bandwagoning, en Art y Jervis.
- Bull, H., The Anarchical Society: A Study of Order in World Politics, caps. 1-3.
- Duffield, John, The North Atlantic Treaty Organization: Alliance Theory en Explaining International Relations since 1945, Oxford:
Oxford University Press, 1996 y 2002.
- Kann, Robert F., Alliances vs Ententes, World Politics XXVIII , 1976.
- Berridge, G. R., Ententes and Alliances. The review of International Studies, vol.15, no. 3, 1989.
- Booth, Ken, Alliances. Contemporary Strategy 2nd ed., Londres: Croom Helm, vol. 1, 1987.
- Walt, Stephen, Alliances in theory and practice: What lies ahead? en Journal of International Studies, Vol. 43, 1989.
- Walt, Stephen, Walt, The Origins of Alliance.

[i] Duffield, John, The North Atlantic Treaty Organization: Alliance Theory en Explaining International Relations since 1945, Oxford: Oxford University Press, 1996 y 2002.




La autora es Licenciada en Ciencia Política por el Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México, y Maestra en Estudios Internacionales por la EGAP en coordinación con la Universidad de Georgetown. Comentarios:
moonaime@hotmail.com


Gaceta Jurídica del Ciudadano

Dr. Jekyll y Mr. Hyde

Por Javier Oroz Coppel.

Bien y el mal, dicha y desgracia, justo e injusto: estos valores impregnan la novela del extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, historia que, igual que esta columna, es escrita y narrada por un abogado (Robert Louis Stevenson el autor y John Utterson el personaje) y que versa sobre el caso de un brillante científico que, inmerso en la locura, mostraba dos caras, una la de un respetable doctor y la otra la de un horrendo y terrorífico asesino.

Al igual que en esta historia, la profesión de los médicos en nuestro país (y en el mundo) son una de las más polarizadas. Todos los días vemos casos de doctores que transitan entre el bien y el mal, diagnostican la dicha y la desgracia y a la postre recetan justicia e injusticias.

En este panorama surge la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED), que es un órgano desconcentrado de la Secretaría de Salud, creada mediante decreto presidencial y publicado en el Diario Oficial de la Federación el 3 de junio de 1996. Su misión (al parecer utópica) es intentar conciliar y buscar fungir como árbitro en aquellos conflictos que surjan entre médicos y pacientes.

La CONAMED, por ley, está facultada para conocer de controversias suscitadas en la prestación de servicios médicos por probables actos u omisiones derivados de la prestación del servicio o probables casos de negligencia e impericia con consecuencia en la salud del usuario. En teoría, con la creación de esta Comisión se acabarían los continuos estragos de "Mr. Hyde". Sin embargo, la tibieza del Ejecutivo repercutió en la inoperancia de este organismo, ya que si bien es cierto conoce de controversias, sólo podrá resolverlas cuando ambas partes se someten voluntariamente al arbitraje y como comprenderá, estimado lector, "Mr. Hyde" nunca en forma voluntaria cambiará para ser el buen "Dr. Jekyll", quien inclusive en la novela se quita su propia vida para impedir las fechorías de su " otro yo".

No obstante lo anterior, este lado maligno de algunos médicos no podrá declararse aún vencedor. Las víctimas podrán optar por la vía jurisdiccional, acudiendo para ello a las legislaciones civil y/o penal, lo cual, dicho sea de paso, no es nada sencillo, seguro, rápido o económico.

Nuestra legislación civil sustantiva, en principio, ordena que cuando un médico actúa con dolo, culpa, negligencia, falta de previsión o de cuidado, causando un daño a otro, estará obligado a reparar dicho daño, aclarando que obra con culpa el que procede en contra de la ley o de las buenas costumbres, causando daño a otro. Esta responsabilidad puede existir por hecho propio o ajeno; esto último cuando se cause por el personal médico bajo la dirección, dependencia o custodia del médico a cargo. La reparación del daño causado por el médico deberá consistir en el restablecimiento de la situación anterior a él, y cuando ello sea imposible, en el pago total de los daños y perjuicios de orden patrimonial y moral.
Cuando el daño se cause a las personas y produzca la muerte o incapacidad total, parcial o temporal para el trabajo, la indemnización de orden patrimonial consistirá en el pago de una pensión mensual (Código Civil de Sonora).

Ahora bien por la vía penal, el Código Penal Sonorense establece que los médicos, cirujanos y sus auxiliares, y quienes practiquen especialidades similares, serán responsables por los daños que causen en la práctica de su profesión. De resultar culpables en un proceso, además de prisión, se les aplicará suspensión de un mes a cinco años en el ejercicio de la profesión o especialidad con cuya actividad lo hubieren ocasionado, o inhabilitación en caso de reincidencia. Además se les condenará a la reparación del daño, no solamente por actos propios sino también solidariamente por los de sus ayudantes, enfermeros o practicantes, cuando éstos obren de acuerdo con las instrucciones de aquellos ("Mr. Hyde" tenía también personal a su cargo).

Es parte de la naturaleza humana el debatirse entre los extremos de la pureza y la maldad, el equivocarse o acertar en nuestras decisiones. Sin embargo, cuando la vocación nos lleva a escoger una profesión tan importante como la medicina, debemos saber que ésta nos glorificará o nos hundirá, pues no existe legalmente margen de error: "Dr. Jekyll y Mr. Hyde", pagan o gozan las consecuencias por ser los celadores de nuestra salud y a la postre, de nuestra vida.



Javier Oroz Coppel, es abogado por la Universidad La Salle Noroeste. Comentarios:
javieroroz@gmail.com


Comentario Editorial

A poco menos de un año…

Por Alonso Rabelo Zurita.

A poco menos de un año para que se defina el próximo presidente de la República, hay más decepciones que encantos en la política nacional. Parece ser que se seguirá viviendo una época partidista aferrada por conseguir el poder. Ya nuestros gobernantes sólo gobiernan para su partido y no para el pueblo; y no me refiero tan sólo al ámbito nacional, pues en cada una de las entidades federativas del país se ve el mismo efecto.

Sin excepción, todos los partidos han sido los grandes saqueadores de nuestro deteriorado país. Analicemos uno por uno desde el más grande, pasando por el que se encuentra en el poder, hasta los nuevos partidos.
Si se pregunta en qué baso mi comentario, es simple. Hace unos días observamos cómo el dirigente de un partido vendía las candidaturas a regidurías de cierto municipio. Mi pregunta es, entonces, cuánto ganará cada regidor en esa localidad, cuál va a ser su verdadera labor dentro de ese cabildo. El Partido Verde Ecologista, más que una opción extra para el pueblo de México es una carga. Significa mantener a una familia, porque así es. Es un partido familiar, y de niños mimados que lo que menos saben es legislar o gobernar; es más, algunos por más que quieran demostrar otra cosa, ni boxear saben. Desgraciadamente, esos son los actores actuales de la política en México; así cómo no nos vamos a ir al fracaso.

El Partido Revolucionario Institucional (PRI), sigue demostrándole al pueblo de México que no va a cambiar. Mientras sigan los dinosaurios que han vivido toda su vida de nuestros impuestos, jamás habrá democracia, jamás habrá acuerdos, y muchos menos desarrollo total.

A poco menos de un año, se han dado renuncias dentro del Tribunal Federal Electoral (TRIFE) y el mismo Instituto Federal Electoral (IFE). Pareciera que las próximas elecciones serán muy peligrosas para el país en todos los sentidos, ya que en el pueblo no hay confianza para recibir los resultados de las votaciones cuando llegue ese día.

A poco menos de un año, el país entero está preocupado debido a la ambición de unos pocos, y al hambre de todo el pueblo.

El autor es economista por el Tecnológico de Monterrey y actualmente es consultor financiero en el Estado de Chiapas. Comentarios: arz_pitt@hotmail.com

Visión de un mexicano

México hacia el 2006

Por Samuel Peña Guzmán.

Las preguntas que los medios y muchos nos hacemos hoy en día son ¿qué pasará el próximo año tras las elecciones?, ¿quién será nuestro próximo Presidente?, ¿tendremos desestabilidad económica?, ¿qué pasará en el PRI con el divisionismo existente?, ¿ganará López Obrador?, ¿volverán a fugarse los capitales golondrinos?, ¿se le otorgará esta vez el voto de castigo al PAN?

En fin, son muchas interrogantes las que leemos diariamente en los medios nacionales e internacionales sobre nuestro país. Sin embargo, el común denominador es precisamente la falta de certidumbre que años atrás la nación podía descifrar con anticipación, pero que hoy no lo puede hacer fruto natural de una democracia existente.

Dos de los tres principales partidos viven fuertes luchas internas por obtener la candidatura presidencial. Sin duda, el que más fuerte la vive es el PRI. Si bien se pretende elegir una candidatura democrática, hoy en día se corre el peligro, como se dice vulgarmente, de “darse un balazo en el pie”. La lucha entre la ex Secretaria general del PRI, Elba Esther Gordillo, y el hasta hace unas semanas Presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI y hoy pre-candidato a la Presidencia, Roberto Madrazo, ha dejado como saldo un divisionismo interno que pone en peligro la unidad de dicho partido. Por otro lado, no podemos dejar de mencionar las inconformidades que ha manifestado el candidato del TUCOM, Arturo Montiel. El común denominador es que Elba Esther y Montiel están en contra de la eventual candidatura de Roberto Madrazo, quien estuvo operando la pre-candidatura desde la presidencia del CEN.

El punto a analizar es si la fortaleza de Roberto Madrazo hacia dentro del PRI le permitirá llegar fuerte a una eventual candidatura presidencial en donde enfrentará a López Obrador, su enemigo político número uno; quien además de liderar las encuestar nacionales, será un recipiente “natural” de aquellos que no apoyan la candidatura madracista hacia el interior de su partido.

Me queda claro que un buen número de miembros del PRI, eventualmente –ante el mencionado divisionismo- otorgará su voto a cualquiera de los dos principales contendientes del PAN o PRD. Si a esta circunstancia le agregamos la alta popularidad con la que cuenta el precandidato del PRD, aparentemente pudiese alcanzar una victoria más fácil sobre sus contendientes. Estoy convencido que el divisionismo interno que actualmente padece el PRI va a ser un capital político adicional para los otros dos principales partidos, en este caso PAN y PRD. Sin duda, ante esta circunstancia, ellos serán los más beneficiados.

Por otro lado, el PAN como sabemos, está en medio de un proceso democrático que habría que reconocer, es ejemplar para los demás partidos. Felipe Calderón al parecer cuenta con un fuerte apoyo interno de su partido, contrario a todos los pronósticos. Hoy en día, Felipe Calderón lidera el número de votos necesarios para obtener la candidatura presidencial del PAN, frente a su principal competidor y hasta hace algunos meses candidato favorito, Santiago Creel, quien ha sido identificado como persona cercana al grupo del Presidente Vicente Fox.

Felipe Calderón ha venido de menos a más obteniendo victorias en las últimas dos elecciones internas del PAN y ahora, se encuentra acariciando la victoria. Sin embargo, aún le falta obtener los sufragios del Distrito Federal, cuna del ex Secretario de Gobernación Santiago Creel. El PAN, así mismo, va a ser un recipiente “natural” causado por el divisionismo interno del PRI. Sin embargo, el efecto Fox, que hace algunos años sirvió para obtener no sólo la presidencia de la República sino el triunfo en diversas elecciones a lo largo del país, hoy en mira hacia las elecciones del próximo año, el efecto pareciera ser todo lo contrario en virtud de la desilusión de una buena parte del electorado del país.

El voto de castigo que sufrió el priísmo en el año 2000, quizá lo padecerá el PAN en carne propia en las elecciones de 2006. Ante esta situación, Lopez Obrador nuevamente vuelve a ser recipiente “natural” ante dicha circunstancia.

Pareciera ser que las posibilidades del precandidato presidencial del PRD son grandes, sin embargo, existe simultáneamente el temor de un sector de la población sobre lo que pudiera representar un gobierno izquierdista tras más de 20 años de políticas económicas neoliberales. De ahí el temor de una posible desestabilidad económica y la huida de capitales e inversiones del país.

Dicho lo anterior, considero también que las instituciones de nuestro país son lo suficientemente fuertes y se tienen los candados necesarios para no llevar a cabo cambios repentinos que pudieran generar una desestabilidad macroeconómica. Estoy convencido que difícilmente el ganador de las elecciones presidenciales vaya a contar con una mayoría en el Poder Legislativo, por ende existirá, como existe hoy, un equilibrio de poderes con los candados necesarios, como ya mencioné anteriormente. Sin embargo, esperamos que el candidato triunfante establezca los “puentes” necesarios y realice un mayor trabajo político hacia el interior del Congreso y logre los acuerdos necesarios para llevar a cabo las reformas que nuestro país requiere. Lamentablemente, la actual administración careció de la aptitud política necesaria para llevar a cabo consensos dentro del Congreso, resultando en la realidad que todos conocemos. A las buenas intenciones, que no dudo el Presidente Fox tuvo, faltó acompañarlas de un quehacer político interno para lograr los objetivos trazados al principio de su administración.

México se encamina hacia una elección presidencial fuertemente competida en donde difícilmente alguno de los candidatos obtendrá la mayoría absoluta en la votación, amén de mencionar las elecciones del Poder Legislativo.

Las batallas internas de los partidos tienen un costo político que sin duda va a ser capitalizado por algunos de los contendientes. Esto, sin duda, ellos lo saben, la cuestión es si lo entenderán y evitarán los divisionismos que hoy en día padecen. La transición hacia el 2006 apenas comienza y los cuestionamientos que hoy nos inquietan, se irán respondiendo poco a poco conforme nos acerquemos a las elecciones del próximo año.

El autor es Coordinador de Inversión Extranjera en el estado de Nuevo León. Comentarios: samuel.pena@nl.gob.mx

Sunday, September 18, 2005

11 de septiembre: 4 años después, una historia y reflexión

Por Samuel Peña Guzmán.


El 11 de septiembre comenzó como cualquier otro día. Me dispuse temprano a dirigirme a mi oficina de trabajo; una oficina de abogados localizada en la esquina de la calle 17 y la calle I, a solo dos cuadras de la Casa Blanca (1600, Pennsylvania Avenue) todo parecía otro día de rutina. Como usualmente lo hacía, llegaba, me preparaba un café y me disponía a leer mis correos electrónicos. De pronto recibí una llamada de una amiga que me comentaba sobre los acontecimientos en las torres del World Trade Center en la ciudad de Nueva Cork. Mientras comentábamos vía telefónica la noticia, consultaba la página de internet de la cadena televisiva estadounidense CNN, en donde observaba detenidamente lo que acontecía en Nueva York. Posteriormente tuve que colgar la llamada con mi amiga, ya que entraron otras llamadas de las oficinas filiales donde laboraba en el extranjero, preguntándonos cómo nos encontrábamos. Aún no había tenido oportunidad de ver la televisión en medio de las comunicaciones telefónicas, de pronto comenzaron a sonar las alarmas del edificio, simultáneamente. A través de los altavoces nos solicitaban la evacuación inmediata del edificio. Realicé una última llamada a mi jefa de la oficina y abandoné el edificio. Hasta ese momento aún no me enteraba del ataque al Pentágono en Arlington, Virginia.

Al salir, en la calle, me llevé una gran sorpresa. La gente corría por las calles y me tocó observar a muchos agentes del servicio secreto con sus armas fuera de sus “fundas” o porta pistolas. Observé a la gente corriendo y/o caminando muy rápido a distintas direcciones, la mayoría hablando por sus teléfonos celulares. Recibí una llamada de un amigo a mi teléfono celular en donde me comentó sobre el tercer avión que se había estrellado sobre el Pentágono. Me habló sobre posibles coches bombas alrededor de la Casa Blanca y el departamento de estado, sugiriéndome que abandonara el lugar en cuanto antes.

Irónicamente, comenzaron a circular aviones militares sobre el cielo de Washington, D.C. Sin embargo, en virtud de que la gente estaba enterada de lo que sucedía, esperábamos lo peor. El ambiente era tenso y se había generado un pequeño caos y un ambiente de alarma, ya que las sirenas de los edificios de alrededor se encontraban sonando. La sirena de los camiones de bomberos y patrullas de policía también lo hacían y se dirigían hacia el Pentágono. La gente que trabajaba en lo que le llaman el “downtown” de Washington, D.C, se encontraba afuera y caminando hacia sus domicilios; los servicios del metro fueron suspendidos y los taxis hacían su “agosto”. Fue hasta más tarde cuando observé por televisión con detenimiento lo que había sucedido.

Las clases, igualmente habían sido suspendidas en la Universidad donde asistía diariamente por las noches a realizar mis estudios de postgrado, localizada a escasas 6 cuadras de la Casa Blanca. Mi día terminó recibiendo llamadas de México, dando explicaciones y dando aviso que me encontraba bien, gracias a Dios.

Las labores y las clases se restablecieron un par de días después. El tema central fueron obviamente los ataques terroristas. La universidad, para un servidor así como para muchos de mis compañeros, fueron excelentes “foros” para debatir y compartir ideas y puntos de vista sobre dichos acontecimientos. Fue sorprendente conocer las opiniones de mis compañeros estadounidenses quienes se cuestionaban por qué habían sido atacados. Muchos norteamericanos tienen poco conocimiento de la política exterior de su país y analizaban los acontecimientos desde un punto de vista basado en la ignorancia, es decir, se cuestionaban por qué habían sido atacados, cuando ellos argumentaban que no habían atacado a nadie. Estas explicaciones serían comprensibles si vinieran de personas que no conocen la historia estadounidense. Sin embargo, lo más sorprendente de todo, es que la misma administración Bush argumentaba la misma causal. Los debates en las aulas universitarias eran intensos. Para un servidor fue interesante observar cómo los ataques terroristas habían unido al pueblo norteamericano. Inclusive la bandera estadounidense se convirtió en un símbolo de unión entre sus ciudadanos, no sólo en los Estados Unidos, sino alrededor del mundo.

Como reflexión, cualquier persona que quisiera conocer o comprender las causas o los por qués del 11 de Septiembre del 2001, sería suficiente con analizar el curso de la historia y política de los Estados Unidos en el Medio Oriente. Ésta habla por sí sola. La retórica de los gobiernos estadounidenses de apoyo a la opresión de los pueblos palestinos, aunado al apoyo incondicional al Estado de Israel, amén de mencionar la presencia de tropas norteamericanas en los territorios de Arabia Saudita, colocó a los Estados Unidos en una posición contraria a las aspiraciones del pueblo árabe.

Mientras el gobierno de Washington continúe apoyando las políticas de Israel, de obstaculizar la creación de un estado palestino libre y soberano, nunca se podrá alcanzar una paz en Medio Oriente, minando cualquier esfuerzo que se tenga en la materia.

Estas razones de tipo reaccionarias, aunada a muchas otras, como los bombardeos a Líbano y a Libia alrededor de hace 20 años, y el apoyo a Irak en su guerra contra Irán, considero son razones suficientes para entender el por qué fueron atacados de esa manera.

Sin duda, los hechos son inaceptables y reprobables en toda la extensión de la palabra. Sin embargo, no obstante de condenarlo y aunado al fuerte golpe que se le dio al gobierno y al pueblo estadounidense, el orgullo de la administración Bush, fue más allá de los acontecimientos. Los ataques terroristas del 11 de septiembre fueron los ingredientes “perfectos” para legitimizar y enfrascar a los Estados Unidos en una guerra contra el terrorismo rodeada de intereses económicos y políticos ficticios.

Como parte de sus políticas públicas dentro del "marco" en la guerra contra el terrorismo, el gobierno estadounidense ha disminuido y en algunos casos eliminado los garantías individuales consagradas en su Constitución Política, así como también se han visto afectado los derechos de los extranjeros provenientes de ciertos países. En algunos casos se ha detenido a un sinnúmero de extranjeros y de ciudadanos estadounidenses que han sido tratados como "prisioneros de guerra". Se les ha negado el acceso a sus respectivas audiencias y asistencia legal mediante el uso de sus abogados, argumentando la seguridad nacional. Esto sin duda me recuerda el viejo proverbio chino, "el fin justifica los medios".

Para nadie es un secreto que la invasión norteamericana a Irak, en principio estuvo basada en el temor de que el régimen de Saddam Hussein escondía armas de destrucción masiva. Ni los inspectores de las Naciones Unidas ni las propias tropas invasoras encontraron tal evidencia. El Presidente Bush y el Vicepresidente Chenney, en una más de sus mentiras, argumentaron una supuesta conexión entre el extinto régimen de Saddam Hussein y el grupo terrorista Al-Qaeda, autor de los ataques del 11 de septiembre. Nunca se presentaron pruebas existenciales e inclusive, el propio ex Secretario de Estado Collin Powell, admitió dicho error. Considero, en lo personal, que la Administración Bush tenía ya intereses muy precisos. La cruzada contra el terrorismo sólo sirvió como mercadotecnia política para justificar las intervenciones militares en Irak y Afganistán. La política exterior de la actual administración no ha hecho otra cosa más que engrandecer el odio hacia grandes sectores, religiones y pobladores del Medio Oriente, creando una reacción hostil hacia sus políticas y gobierno. El apoyo mundial recibido posterior a los ataques del 11 de Septiembre fue tirado a la borda con las políticas hegemónicas que ha traído la actual administración. La política bélica que ha caracterizado al Presidente W. Bush, impulsada principalmente por intereses económicos de algunos miembros de su administración, sólo servirá para crear una perspectiva que pudiera traer consecuencias aún mayores a las vividas aquel 11 de Septiembre. Conforme recuerdo ese día, considero es lamentable que el gobierno estadounidense no haya aprendido la lección. Esperemos nunca volver a ver un ataque terrorista como el del 11 de Septiembre del 2001, el cual difícilmente olvidaremos.



El autor es Coordinador de Inversión Extranjera en el estado de Nuevo León. Comentarios:
samuel.pena@nl.gob.mx



¿Dónde quedó el informe?

Por Rafael Medina Martínez.


Desde que México se constituyó en una República en 1824 con José Auducto Félix Fernández y Araujo, mejor conocido como Guadalupe Victoria, era costumbre que el mandatario rindiera un informe de actividades, logros y avances de su gobierno, con cifras, datos, lugares, fechas, costos, etc.

Estos informes, al paso del tiempo, fueron modificando su formato y su esquema, pero jamás sin dejar de dar los avances logrados. Ya entrado el siglo XX, con el periodo de la revolución y guerras, como la cristera y demás revueltas, los presidentes le dieron más formalidad y connotación al informe, es decir, en varias ocasiones hubo momentos en que Echeverría duró hasta 7 horas informando los avances del país, actitud que es completamente obsoleta e inútil. Bastaba con dar un buen resumen de las actividades, pero al fin y al cabo se informaba al pueblo sobre lo logrado.

Hubo otros informes donde el mandatario siempre fue repelido por la oposición en el Congreso de la Unión, cuestión muy democrática si así se quiere ver, pero también muy retrógrada, petulante e incivilizada, pero al fin y al cabo, para eso son los parlamentos.

Pero ahora veamos el pírrico, ruin y miserable V Informe de Gobierno de Vicente Fox.
El presidente no informó absolutamente nada de lo que ha hecho en este año de gobierno, aunque no se cree que tenga mucho que informar, pero omitir una responsabilidad tan importante para la nación es similar a dejar de gobernar un pueblo. En pocas palabras tenemos 10 meses sin presidente al frente del país. Además para este caso, mejor se hubiera evitado la pena de hacer el ridículo una vez más frente a toda la nación y mandar su escrito por mensajería.

Pero analizando las palabras que dijo, no dejó de repetir dos, en todo su texto: democracia y cambio. Por 27 ocasiones repitió DEMOCRACIA cuando México es un país carente de ella. Lo que a lo mejor el señor se imagina es que democracia significa cambiar de personas en un gobierno, hacer un seguro médico muy ineficiente, dar prestamitos para una vivienda indigna (por las condiciones en que viven) y que gobierne su mujer. Seguramente para él esto significa cambio y democracia. Lo que no sabe es que la “democracia” es un proceso que abarca muchísimas cosas más de las que según él ha podido lograr y que México no las tiene.

Frente al argumento de que le quiso dar un nuevo formato al informe, lo que resulta completamente obsoleto, los ciudadanos deben exigir que el mandatario informe de frente a la nación y no mediante spots de radio y televisión promocionando su imagen, esto con el propósito de remediar su ineptitud, sus errores y sus deficiencias mediante la mercadotecnia, la tecnología y la publicidad. Este señor debe comprender que la presidencia no es la fábrica de coca-colas que alguna vez dirigió, debe comprender que México no es un país de analfabetas y retrógradas como él cree que es, y por último debe estar consciente que en un país como el nuestro, no es para practicar y jugar. Un país como el nuestro es para dirigirse con seriedad, con firmeza, con proyecto y con conocimiento.

Lamento mucho que el pueblo de México esté pagando ahora las consecuencias de haber votado por un gerente de refrescos. Ojalá que ahora el pueblo no vuelva a caer en la misma trampa de votar por la mercadotecnia.



Rafael Martínez Medina, autor de El Enigma de Colosio, es estudiante de la Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana Comentarios:
letraz@hotmail.com

Nuestras dos torres

Por Nizaleb Corzo Zepeda.


En junio del año pasado visité Nueva York. Regresaba de un curso en la escuela de gobierno de Harvard. Después de cuatro horas de viaje desde Boston, lo primero que hicimos mi esposa y yo fue recorrer la zona cero, donde hasta el 11 de septiembre de 2001 se levantaban majestuosamente las torres gemelas, figuras de la fortaleza financiera estadounidense.

Casualmente, el día de mi visita colocaban la primera piedra de lo que será un parque en memoria de los casi 2 mil 800 fallecidos por los sendos impactos contra los edificios. Esa primera piedra contiene los nombres de las víctimas, en su mayoría latinos. Confieso que sentí rabia por ello. Debido a la temprana hora de los ataques, murieron muchos afanadores, mecánicos y cocineros inmigrantes que han buscado en el norte de nuestro continente mejores oportunidades de vida.

Después de tomar algunas fotografías alrededor del área y de presenciar el evento, subimos al metro. A tres años del suceso que cambió la visión de seguridad que representaban los Estados Unidos para el mundo occidental, la ciudad aún respira terror. En todo nuestro recorrido hasta Central Park, nunca se dejó de escuchar una cinta que recordaba a los usuarios del tren subterráneo la necesidad de reportar inmediatamente cualquier acto sospechoso. También se indicaba que en caso de hallar algún objeto olvidado, antes de denunciarlo, debía uno bajar del vagón en la siguiente estación. Tan sólo oír eso provocaba querer salir lo más pronto posible hacia algún sitio más seguro, la “gran manzana” pareciera no serlo.

La destrucción de las torres gemelas perturbó la confianza de los habitantes de una ciudad que es considerada como el centro de muchas actividades del primer mundo. Nueva York es vulnerable. En la mente de los citadinos queda claro que viven en un polvorín. Tomaron fuerza nuevamente aquellas palabras de Orson Wells en la película de Las Profecías de Nostradamus, cuando señala que “la nueva ciudad” sería el principal blanco de los ataques de una guerra iniciada desde el Medio Oriente que terminaría con la humanidad.

Casi cuatro años después de esa catástrofe, Estados Unidos ha sido atacado por la naturaleza. El huracán Katrina destruyó una región norteamericana rica en historia y comercio. También es cierto que es uno de los estados más pobres de la Unión Americana. Las escenas de la devastación han sido comparadas con las de otros países de Asia y África. El poderoso aparato nacional ha sido, hasta el momento, incapaz de responder con eficacia. Reina en esa zona la anarquía, el racismo, la insalubridad y muchos otros factores que parecían erradicados en un sistema estatal moderno

Paradójicamente, sin la sombra del terrorismo, pero sí con las mismas amenazas naturales, México corre el riesgo de perder sus dos torres: petróleo y democracia, pilares del Estado mexicano.

El primero ha sido desaprovechado durante los últimos veinte años; ha servido más para mantener un aparato gubernamental costoso e ineficiente, despreocupado por el fortalecimiento de uno de sus principales generadores de recursos. La radicalizada discusión por los cambios estructurales necesarios para la transformación de ese sector ha diezmado la productividad de la paraestatal. Una nueva crisis energética se avecina –la peor de todas de acuerdo con los analistas-. México debe estar preparado para ello. Sin el acuerdo de las fuerzas políticas seguramente llegaremos sin los instrumentos adecuados para enfrentarla.

Por otro lado, la incipiente democracia mexicana se someterá a una dura prueba el próximo año. El triunfo del PAN en el 2000 dio aliento a la ciudadanía para expresar su voz a través de medios pacíficos. El Instituto Federal Electoral ha mostrado ser una de las instituciones de mayor confianza para la población. No obstante, hacer eficientes los procesos electorales no es la panacea de la democracia, su consolidación incluye otros asuntos. Entre los más importantes se encuentran los partidos políticos, que, a decir de las sociedades latinoamericanas, son las organizaciones menos confiables según las últimas encuestas. De acuerdo con el doctor Manuel Alcántara Sáez de la Universidad de Salamanca, la madurez de la política electoral ha traído consigo el surgimiento de situaciones en las que los partidos se encuentran en contextos de naturaleza compleja. Es importante considerar temas como el financiamiento de la política, la democracia interna de los partidos, la profesionalización de los políticos, así como la relación entre el partido, el grupo parlamentario y, en su caso, el partido en el gobierno. Elementos que aunque parecen aislados, tienen una gran interdependencia y afectan el proceso de consolidación democrático.

La sociedad mexicana también ha enfrentado retos como los que conmovieron actualmente a los vecinos del norte. Las acciones en torno al terremoto de la ciudad de México en 1985 mostraron el alto grado de cohesión de la sociedad civil ante un gobierno poco diestro en el manejo de desastres. El gran aparato respondió también lentamente a las urgentes demandas sociales posteriores. Por otro lado, otros factores deterioran la confianza en las instituciones. El narcotráfico, por ejemplo, actualmente domina parte de nuestro territorio.

El terror que impera en la vida de nuestra ciudadanía debe ser controlado. Nuestras estructuras se muestran endebles, es urgente poner en marcha un proceso de fortalecimiento organizado para que nuestro país pueda resistir posibles embates económicos y naturales.




El autor es financiero; actualmente trabaja en aspectos sociales de Petróleos Mexicanos y estudia la maestría en Políticas Públicas del Tecnológico de Monterrey , Campus Ciudad de México. Comentarios:
ncorzozepeda@yahoo.com.mx

Nuestros Tiempos

Nuevo Orleáns, Mississippi y Alabama

Por Ernesto Castañeda.


Lo que parecía ser un huracán más de aquellos que tiran árboles, inundan calles y destruyen casas afectando a unos pocos que después de unos años reconstruyen hoteles, casas y chozas, se convirtió en un evento que hundió a toda una ciudad y sus alrededores. A pesar de que muchos expertos predecían un fenómeno similar, la tragedia real superó a los mecanismos de prevención y emergencia. La locación de miembros del ejército, marina y guardia nacional en Irak y Afganistán dificultó las complicadas maniobras de rescate con balsas y helicópteros.

Sin embargo, lo más triste, independientemente del fenómeno natural en esta parte del Golfo “de México”, ha sido la prevalerte pobreza en Estados Unidos, la inequidad racial y el trato diferencial que este fenómeno ha revelado a propios y extraños. Como siempre, los que en proporción perdieron más en las inundaciones son los más pobres. Sin embargo, esto se exacerbó con los mecanismos de evacuación y ayuda puestos en marcha, que le dieron prioridad a los ricos, blancos y turistas por sobre los pobres y negros locales.

Nueva Orleáns nos recuerda el grave problema de la pobreza urbana en EU. Los daños en los alrededores nos trae a la mente el retraso rural de esta zona geográfica en general. Las condiciones materiales después de la tormenta y aquellas en los refugios pintaban una zona en condiciones parecidas a aquellas encontradas en el “tercer mundo.”

Parte de la cobertura y del discurso de los medios muestra la permanencia de viejos estereotipos donde la gente de piel obscura es vista como pobre, salvaje y sobre todo peligrosa y criminal. Los medios criminalizaban eventos que llamaban de saqueo y violencia.

Según muchas crónicas de primera mano, la policía se encargaba de que no se concentraran grupos grandes de desplazados de color por temor a levantamientos. En muchas ocasiones la policía, dueños de negocios y guardias de pueblos vecinos, todos armados, negaban el paso a estos indigentes y disparaban a placer. El muerto inocente después de sobrevivir el huracán no ha faltado, cuyo único crimen era ser pobre, negro, encontrarse en un momento y lugar equivocado y levantar, aún sin intención, miedo en alguna persona armada. El hecho de que hubiera ciertas bandas de maleantes, para muchos justificó este comportamiento de miedo y desconfianza.

En medio de hambrunas, falta de electricidad e inundaciones, los medios y la policía estaban más preocupados en defender leche y otros productos que se echaban a perder en los refrigeradores sin corriente eléctrica, en vez de facilitar la evacuación y alimentación de los afectados. La policía mostró su lado de capataz y la ley marcial que se impuso en muchas áreas de la región fue cruel, despiadada y ha sido poco criticada en los medios masivos de comunicación.

Tras titubeos para aumentar el monto de ayuda al extranjero como parte de la Declaración del Milenio, los Estados Unidos se han visto recibiendo ayuda de docenas de países que ofrecen importante ayuda en dinero y especie. Cabe destacar que los países que han ofrecido más ayuda directa y con personal propio han sido países latinoamericanos que comúnmente son mal vistos por Washington. El mejor ejemplo es el caso de Cuba que ofreció mandar un número importante de médicos; ayuda que hasta el momento no ha sido aceptada por el gobierno de Estados Unidos por motivos políticos y la cuál no se discute mucho en los medios. De igual manera, el gobierno de Chávez en Venezuela había ofrecido ayuda a los pobres en Estados Unidos incluso antes de este desastre. Sin duda, estos son golpes oportunistas, estratégicos, cachetadas con guante blanco, que al mismo tiempo muestran la incongruencia de la política exterior norteamericana que ataca política o militarmente a otros regímenes con supuestas excusas humanitarias para defender a poblaciones en problemas.

Es muy interesante el caso de la ayuda aportada por el gobierno mexicano, que si bien ha sido sobre-dimensionada por los medios mexicanos y poco difundida por los periódicos en el interior de Estados Unidos, sí marca un hecho histórico. La entrada de efectivos del ejército mexicano a Texas, ha sido un evento delicado que ha alarmado a ultra-nacionalistas americanos que temen una “reconquista” del suroeste americano. Además ha levantado el nacionalismo de mexicanos en ambos lados de la frontera a la vez que ha reforzado alianzas con grupos moderados, progresistas, piadosos y humanistas en Estados Unidos.

Con estos actos en especie y agentes, el gobierno de México mostró habilidad y creatividad en la relación política binacional, así como su solidaridad con grupos marginados y minorías incluyendo a negros y migrantes. La desaparición de muchos mexicanos que trabajaban en el área, la buena respuesta de los consulados mexicanos, la cooperación de la Secretaría de Seguridad Nacional en ayudar a inmigrantes aún sin papeles y su visibilidad en medios en español en EU para invitar a migrantes indocumentados a acercarse a pedir ayuda, son buenos indicadores que pueden propiciar una reforma migratoria.

Por otro lado, esta catástrofe ha desplazado a un número importante de personas, creando una comunidad de “refugiados por desastre natural” que tendrá efectos en los lugares receptores. Estos migrantes internos buscan empleo, sustento y ayuda económica pronta y directa para salir de la trampa de pobreza en la que se encontraban aún antes del huracán. Esta será una dura prueba para el fortalecimiento del estado benefactor, las supuestas fuerzas económicas de mercados laborales, así como para el gobierno, la sociedad civil y los organismos de ayuda humanitaria.

Los efectos materiales, sociales y políticos de Katrina serán un hecho histórico con repercusiones simbólicas cercanas a las del 11 de Septiembre del 2001, ya que probablemente sea cómo con el terremoto del 1995 en México, que levantó a la sociedad civil y diezmó la legitimidad del gobierno incompetente.



Ernesto Castañeda Tinoco es graduado de la Universidad de California, Berkeley. Actualmente estudia el Doctorado en Sociología en la Universidad de Columbia en Nueva York donde adquirió su maestría. Comentarios: ernestoforo@yahoo.com




Tuesday, July 19, 2005

Nacimiento de Nuevos Partidos: ¿Verdadera opción o distracción?

Por Erika Cervantes.

México es el escenario perfecto para el surrealismo. Cualquier cosa, por más increíble o sorprendente que parezca, es posible en nuestro país. En todos los ámbitos aplica esta premisa, sin embargo, es especialmente cierta en la vida política y electoral. Hoy podemos ver, a un año de las elecciones, un boom de precandidatos luchando por convertirse en candidatos presidenciales (fenómeno al que algunos analistas han llamado “multipresidencialismo”), la creación de fundaciones que reviven de manera muy conveniente a personajes del pasado, y el surgimiento de nuevos partidos políticos.

El análisis, en esta ocasión, se concentrará en las asociaciones que en días pasados recibieron su registro por parte del IFE para ser formalmente partidos políticos. El primero de ellos es Alternativa Social, Demócrata y Campesina, encabezado por Patricia Mercado, y el segundo, Nueva Alianza, dirigido por Miguel Angel Jiménez.

Alternativa Social nace a partir de los partidos México Posible, Fuerza Ciudadana y el Socialdemócrata que perdieron su registro en 2003. Su candidata oficial, hasta el momento es Patricia Mercado, economista de la UNAM y activa participante en organizaciones de la sociedad civil con enfoque en cuestiones de género.

Nueva Alianza surge como partido a partir de la Asociación Conciencia Política, conformada por alumnos del ITAM. Aunque niegan cualquier relación, Nueva Alianza tiene el apoyo de la Asociación Ciudadana del Magisterio (ACM), del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), y por consiguiente, de la Maestra Elba Esther Gordillo. Aún no tienen candidato oficial, pero le hacen “ojitos” a todo aquel desamparado que desee contender en los comicios del 2006 y que no tenga un partido con el cual lanzar su candidatura. Así, Jorge Castañeda, Cuauhtémoc Cárdenas, o cualquiera que quede desplazado de su partido político (llámese PRI o PAN), puede tener una segunda oportunidad para conseguir la tan anhelada silla presidencial.

Es aquí donde me pregunto si la aparición de estos partidos políticos realmente es una opción verdadera para nuestro México incipientemente demócrata. ¿A caso del seno de estos partidos saldrá una figura que sepa guiar a todos los mexicanos en un proyecto común?, o ¿será que tan solo son expresiones del surrealismo que caracteriza a nuestro país y que sirve de pretexto para que los políticos muevan las cartas a su favor? ¿Será que tan solo son un negocio que reditúa bastantes ganancias?

Con 8 partidos dentro de la elección (PRI, PAN, PRD, PT, PVEM, Convergencia, PNA y Alternativas), aún no podemos saberlo, lo cierto es que a comparación de los partidos fuertes, Nueva Alianza y Alternativas Sociales presentan un rezago. Mientras que los otros partidos y candidatos llevan por lo menos 6 meses en actividad pre-electoral, estos apenas están recibiendo su registro ante el IFE y pensando en quién será su posible candidato. Los tiempos ya están encima.

La moneda aún está en el aire y lo inesperado puede pasar (estamos en México ¿no?). Así que por ahora no se puede llegar a una conclusión sobre el papel y la relevancia que estos partidos tendrán en las elecciones del 2006. Su misión es lograr mantener el registro con el 2% de los votos, y utilizar adecuadamente los cuantiosos recursos que el IFE destina por ley al financiamiento de los partidos, que aproximadamente son de 16 millones de pesos.

Lo cierto es que el momento que estamos viviendo los mexicanos es coyuntural para lograr una verdadera transición a la democracia. Es un ejercicio que nunca antes habíamos experimentado y que servirá para que la ciudadanía comience a despertar políticamente. Opciones o distracciones, los nuevos partidos ya tienen un espacio en la vida política del país, y aprovechar su existencia depende directamente de nosotros.

La autora es Lic. en Relaciones Internacionales por el Tecnológico de Monterrey y estudiante de la Maestría en Políticas Públicas en EGAP. Comentarios:
erikacervantes2003@hotmail.com







Nuestros Tiempos

La definición social de las remesas.

Por Ernesto Castañeda Tinoco.

En estricto sentido una remesa es una cosa enviada de un lugar a otro con cierta continuidad. En los últimos años el termino remesa se ha utilizado para referirse al envío de dinero que un trabajador manda de un país a otro. Por su carácter transnacional han llamado la atención de los creyentes en el fenómeno llamado “globalización” quienes en ocasiones las presentan como evidencia de este fenómeno. Algunos las llaman “la cara humana de la globalización” o “globalization from below.” Sin embargo, cabe destacar que el envió de remesas no es algo nuevo ya que tuvo antecedentes entre migrantes italianos y polacos en el siglo XIX y XX. A través de la historia, viejas burocracias imperiales, familias reales, empresariales y de elite con hijos en el extranjero, familias de expatriados y de ciudadanos trabajando en misiones imperiales, colonizadoras y diplomáticas también han mandado recursos económicos para el sustento de sus familias a través de fronteras políticas.

Algunos califican el termino de remesas con calificativos tales como remesas familiares para referirse en especifico a la categoría más común donde algún miembro de la familia ya sea el padre, la madre y/o uno de los hermanos mandan dinero como estrategia de ingreso familiar. Si bien la economía familiar observa un mayor flujo económico, el costo social y psicológico es tener a un miembro de la familia lejos de casa por varios años con el único objetivo de convertirlo en fuente de recursos. Esto constituye un extremo de la figura del “breadwinner” o sostén de la familia, que se viene dando a partir de la división del trabajo por géneros, la comodificación del trabajo y la sacralización de la infancia y la diferenciación entre lugar de residencia y de empleo.


Otros usan adjetivos como remesas migrantes para hacer hincapié en el carácter migratorio de estos trabajadores transnacionales. Si bien estas remesas están ligadas a desigualdades en el desarrollo económico y de distribución de recursos nacional e internacionalmente, y la diferencia internacional en salarios que orillan a muchos a migrar, algunos de los últimos debates sobre remesas han tendido a separar el tema de remesas del tema migratorio.


Por su carácter binacional y la manera en que son contabilizadas las remesas son parte importante en la balanza de pagos entre países. Por lo que algunos comentaristas mal informados o con agendas políticas las ven cómo perdidas de recursos para los países de donde se originan sin tomar en cuenta los beneficios por el trabajo realizado, o bien se atreven a categorizarlas como ayuda internacional, lo cual es una tergiversación de la realidad.


Por otro lado hay quienes ven en las remesas colectivas, es decir las donaciones a proyectos colectivos o de inversión, una clave para el desarrollo político y económico, sin dejar de ser importantes, resulta demasiado optimista e irresponsable asignarles la responsabilidad de impulsar el desarrollo del país por si solas. Tanto entre migrantes como entre el pseudo-especialista en desarrollo se sigue el mito de que el migrante después de trabajar unos años en el extranjero puede regresar del extranjero con capital suficiente cómo para iniciar su propio negocio. Si bien estos casos se dan, parecen ser más la excepción que la regla.


Algunos de los gobiernos de los países que más remesas reciben han impulsado la constancia e incremento de estos flujos que ayudan en la balanza de pagos, la atracción de moneda extranjera y el alivio a la pobreza. Sin embargo, es importante recordar que las remesas familiares y colectivas no pueden ni deben suplantar los roles que tiene el gobierno como prestador de servicios y promotor de modelos de crecimiento efectivos.


El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) organizó un congreso sobre Remesas en Washington a finales de junio al cuál asistí y en donde estas diferentes percepciones y construcciones del fenómeno remisorio se vieron presentadas y enfrentadas. Por un lado, los banqueros ven estos flujos como informales, por darse cita fuera del sistema bancario y su objetivo principal es “bancarizar” a estas personas prometiendo comisiones menores que las actuales y acceso a crédito, lo cuál aún resta de ser una realidad en Latinoamérica y no garantiza que los bancos sigan ofreciendo los créditos que ahora prometen si es que la mayoría de los migrantes abren cuentas de banco. Por otro lado micro-bancos y las cajas de ahorro usan las remesas como bandera de propaganda, tema moral y como salvavidas del cual aferrarse para sobrevivir.


En el caso de México, BANSEFI está desarrollando un sistema integral que uniría cajas de ahorro, micro-crédito, hipotecas, seguros e hipotecas para capitalizar parte de estos recursos con ayuda de los sectores público, privado y civil.


Como varios estudios indican, la mayoría de los recursos que las familias con miembros en Estados Unidos reciben son dedicados a consumo básico. La idea es que parte de estos recursos sean utilizados en proyectos económicos sustentables a largo plazo. Más recursos pueden aparecer si las comisiones bajan y existen servicios de educación financiera e inversión así como cooperativas y organizaciones sin fines de lucro que inviertan parte de estos recursos en las zonas migrantes.


Representando al Banco de México el subgobernador, Guillermo Güémez, defendió el total de 16.6 mil millones de dólares percibidos por concepto de remesas en 2004, representando el 2.46 del producto interno de bruto. Comentó abiertamente que la expectativa es que esta cifra siga creciendo incluso si se reduce la brecha de ingresos entre Estados Unidos y México.


Como Donald Terry, director del Fondo de Inversión Multilateral del BID comentó en un foro en Nueva York el 15 de Julio “No es bueno que América Latina sea la región del mundo con el mayor total de remesas porque no se trata de una estrategia de desarrollo, sino que más bien refleja las fallas de una estrategia de desarrollo.”


Como esta pequeña reseña muestra los discursos son muchos y el debate continúa entre diferentes actores para construir el discurso oficial sobre el fenómeno de las remesas, en el cuál los auto-denominados expertos deben de dejar su ego y carreras un poco de lado para escuchar la voz del migrante que envía remesas y de su familia en México, no sólo en encuestas superficiales sino en estudios y programas que atiendan esta serie de dramas humanos y cambios sociales que en un futuro marcaran la nueva cara de Norteamérica.

Ernesto Castañeda Tinoco es graduado de la Universidad de California Berkeley. Actualmente estudia el Doctorado en Sociología en la Universidad de Columbia en Nueva York donde adquirió su maestría. Comentarios: ernestoforo@yahoo.com

Entre el 4 de Julio y el 16 de Septiembre…

Por Diana Páez Guajardo.

Mexicanos en los Estados Unidos. La persecución de un sueño, la sustitución de otro, una jugarreta del destino, una oportunidad, un compromiso, un engaño, una desilusión. Un motivo así nos trajo aquí, un motivo así nos hace quedar. La lejanía de los orígenes parece atizar el fuego de nuestra mexicanidad. Parece intensificarla y nos permite reconocernos mutuamente en cualquier calle, en cualquier sitio.

La persecución de un sueño: Aeropuerto de Charlotte, Carolina del Norte, en la fila para abordar el avión hacia la Ciudad de México noto que los pasajeros delante de mí – sombrero y botas bien puestos – revolotean mirándose unos a otros cuando la encargada les pide una “aidi”. No reaccionan y entonces ella también revolotea preguntando si hay alguien ahí que pueda traducir. Me acerco y traduzco para todos. Ninguno de ellos tiene pasaporte, los más sofisticados exhiben orgullosos su credencial de elector, el resto un acta de nacimiento apenas legible malgastada por el tiempo y la cartera. Después de registrarse y registrarme converso con un par de ellos durante un rato. El más parlanchín me cuenta orgulloso que ha pasado la frontera “cuatro veces ya, eh? y por el meritito desierto” tardándose lo menos 8 días, lo más 12. “A la buena de Dios, de purito milagro”. Viene de Hidalgo y hace seis años que se convirtió en mexicano errante. Entra cruzando el desierto, de puntillas, en silencio; sale tomando el avión, desplegando orgulloso su “aidi”. Y persevera. ¿Y si lo pescan? “Nunca me han pescado, pero si pasa, pues ya qué, no hay que resistirse, me devuelvo y lo vuelvo a intentar…”

Supongo que es uno de los suertudos. Los otros ya no pueden contar sus historias. A veces me pregunto, ¿cuánto tiempo, cuánto bienestar hace falta en México para revertir – o al menos detener – esta tendencia? ¿Será en verdad posible lograrlo algún día? Migración indocumentada, migración indígena. Gusto o necesidad, craso error o sabia decisión, mágica solución o simple sed de aventura. Historias tristes y otras un poco menos. ¿Cómo termina la letanía? ¿Termina?

Y para el emigrante, dos mundos radicalmente distintos que se sobreponen, sin jamás integrarse del todo, un poquito de uno, un poquito del otro. Con un poco de suerte se puede tomar lo mejor de ambos y dejar afuera la miseria y el desamparo, quizás un día hasta pretender que en la partida se conquistan nuevas tierras y se viven aventuras – no se sufren nunca más. Y hacer entonces de esos larguísimos, interminables paseos por el desierto, una forma de vida, un incierto recorrido que se repite hasta el cansancio…arriesgando cada vez el escueto presente, el impredecible futuro y quizás hasta la vida misma por la supervivencia, así, “a la buena de Dios”.


La autora posee un Master en Prospectiva Internacional por la Universidad de París y actualmente trabaja en la Embajada de México en Estados Unidos. Comentarios:
paezguajardo@gmail.com

Monday, July 04, 2005

Pobres a la medida

Por Nizaleb Corzo.

El especialista en pobreza Bernardo Kliksberg, en su libro “El nuevo debate sobre el desarrollo y el rol del Estado“ (INAP 2001), señala que los gobiernos latinoamericanos en su intento de identificarse como un ente eficaz, han tratado en su discurso de negar o minimizar la pobreza. El autor deja claro que desde la década de los 80, se observa un incremento en la población ubicada por debajo del umbral de pobreza en los países latinoamericanos.

Menciona que ese disfraz estatal es operado a través de dos canales específicos. Uno ocurre cuando se trata de relativizar la situación: “Pobres hay en todos lados”, frase que ha sido utilizada como respuesta a las preguntas sobre el ascenso de las cifras de pobreza en países determinados. Por su parte, en materia económico-social, siempre se tiende a desagregar los datos, y mostrar una perspectiva comparada e histórica para determinar la situación real. La pobreza en América Latina es extensa, diversificada, y tiene actualmente incluso una fuerte expresión en las clases medias, en donde el deterioro de sus bases económicas ha generado un estrato social en crecimiento denominado “los nuevos pobres”.

Tanto los informes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo como los del Banco Mundial nos dan una visión muy específica de las condiciones sociales del continente. Prevalece la desigualdad. Más de la mitad de la población se encuentra en condiciones de pobreza. En términos concretos, más de 200 millones de latinoamericanos ganan menos de dos dólares diarios para su subsistencia.

Las nuevas teorías del desarrollo nos enfrentan a una realidad poco desdeñable, la pobreza tiene muchas caras. En México, de acuerdo con la categorización de la Secretaría de Desarrollo Social, son pobres aquellos que no cuentan ni siquiera con los recursos suficientes para comer, conocida como pobreza alimentaria, cuyos ingresos mensuales por persona son menores a 548 pesos en áreas rurales y 740 en áreas urbanas. En segundo lugar, se encuentra la pobreza de capacidades, que incluye a todas las personas que viven en pobreza alimentaria, más aquellos que sufren de acceso limitado a servicios de salud y educación, con ingresos menores a 652 y 910 pesos al mes en áreas rurales y urbanas, respectivamente. Finalmente, SEDESOL ha identificado también a la pobreza patrimonial, que se caracteriza por su insolvencia para cubrir las necesidades de alimentación, salud, educación, vestido, calzado, vivienda y transporte público. Los ingresos mensuales de estas personas no superan los 1,000 pesos en zonas rurales y los 1,487 en zonas urbanas.

Esta nueva categorización de los pobres ha hecho más evidente el rezago por el que atraviesa nuestro país.

Apenas la semana pasada, el Comité Técnico para la Medición de la Pobreza en México anunció que tres y medio millones de mexicanos habían dejado de ser pobres, más bien, habían dejado de pasar hambre... afortunadamente ya ganan 60 pesos más al mes –dos pesos diarios- para comer. Esto quiere decir que algunos campesinos, maestros rurales, pastores, entre otros, probablemente dejaron de percibir en promedio 547 pesos al mes para ganar 607 pesos (¡vaya!) y algunos citadinos perciben ahora ingresos promedios de alrededor de 799 pesos. Pero, todavía lo más grave del asunto es que ello, en su mayoría, se debe a las remesas, según lo indica el propio comité.

Debo señalar que el Comité es una entidad sumamente reconocida, compuesta por personajes de probada solvencia moral y académica, entre ellos se encuentra el profesor Luis Felipe López Calva del Tecnológico de Monterrey; Fernando Cortés, del Colegio de México; Rodolfo de la Torre y Graciela Teurel, de la Universidad Iberoamericana; Luis Ruvalcaba y John Scott, del CIDE, así como Enrique Hernández Laos de la UAM, entre otros. Por ello, es dudable que éstas cifras hayan sido maquilladas en favor de la gestión gubernamental actual, como lo asumió el diputado perredista Julio Boltivnik, cuyos propios métodos de medición de la pobreza presentan cifras aún mayores que las presentadas.

No obstante, aunque en cifras concretas los resultados parecerían alentadores para el gobierno federal, es cierto que en el ambiente de la sociedad no se nota, la tensión parece ir en aumento. Han crecido los índices de asalto con violencia, el robo a transeúntes, el ambulantaje, entre otros factores que se identifican con el aumento de las condiciones de pobreza. En cifras del mismo comité, más de 18 millones de mexicanos se encuentran en condiciones de pobreza alimentaria, casi 8 millones más en pobreza de capacidades y suman alrededor de 50 millones los pobres de patrimonio. Entonces, ¿a qué nos enfrentamos? A decir de las cantidades, casi la mitad del país es pobre.

Lo que es cierto es que para algunos gobiernos la política social no es importante, es considerada una carga para el Estado, de la que no es fácil desprenderse. Este enfoque ha orillado a la instrumentación de políticas sociales de bajo perfil, con consecuencias fatales para la población. Incluso, se ha procurado en algunos gobiernos eliminar de las agendas la palabra pobreza, viéndola ya en sí como un “término” cargado de connotaciones.

A diferencia de otros programas de desarrollo social en la región, parece que en México éstos se han reformado paulatinamente y han alcanzado niveles más eficientes en las alternativas que se ofrecen a las comunidades más necesitadas. Hábitat y Oportunidades han alcanzado reconocimiento internacional por su orientación en materia de desarrollo humano, a través de la creación de capital social.

El problema más grave de la pobreza, retomando palabras del maestro Kliksberg, es que ya no puede esperar... no tiene paciencia. Se trata de vidas humanas que por fortuna, tras la expectativa de nuevos gobiernos con nuevos métodos, han postergado buscar los propios como ha ocurrido en otros tiempos.



El autor es financiero; actualmente trabaja en aspectos sociales de Petróleos Mexicanos y estudia la maestría en Políticas Públicas del Tecnológico de Monterrey , Campus Ciudad de México. Comentarios: ncorzozepeda@yahoo.com.mx

Voy derecho y no me quito.

Por Javier Oroz.

Dicen nuestras diferentes legislaciones penales en el país que un delito es el acto u omisión que sancionan las leyes penales, mismas que por su forma de realización pueden ser instantáneos, permanentes o continuados. En este sentido, el delito es una conducta que realiza una o varias personas, pero dicha conducta debe ser relevante para el derecho penal, ya que no cualquier conducta es considerada como delito sino únicamente aquellas que causen un daño o pongan en peligro lo protegido por la ley penal ( vgr. la vida, la libertad, la salud, el patrimonio). No obstante esta definición, muchos seguimos preguntándonos ¿qué es un delito? Vea Usted lector: la idea general del delito es la de una violación o abandono de la ley, que se convierte en delito cuando choca con la ley, ya que el acto o conducta puede ser malvado, dañoso, etcétera, pero no será delito si la ley penal no lo tipifica. En Sonora los delitos pueden ser: a.- intencionales (dolosos), b.- culposos (negligentes); y preterintencionales, cuando se causa daño mayor que el que se quiso causar (es decir se quiso pero no tanto).


Si analizáramos lo anterior desde un punto de vista sociológico, observaríamos que delincuente es aquel que presenta una conducta antisocial expresamente tipificada como antijurídica y que por tanto merece ser castigado, restringiendo la libertad (física y psicológica) en prisión o en su caso con libertad pero sometido a vigilancia procesal. Lo inquietante de esta reflexión es que podemos considerar entonces que la nuestra es una sociedad que delinque habitualmente.

Por mencionar unos casos, en el artículo 364 fracción II del Código Penal Federal tenemos que existe un delito sancionable de 6 meses a 3 años de prisión al que: de alguna manera viole, con perjuicio de otro, los derechos y garantías establecidos por la Constitución en favor de las personas, lo que significa que a cualquiera que de alguna forma viole el derecho de tránsito (cuidado entonces con bloquear una calle) o que viole la intimidad o privacidad de las personas estará cometiendo dicho delito y si resulta denunciado deberá de verse las caras con el Ministerio Público Federal primero en una averiguación previa y posteriormente ante un Juez de Distrito. Otros ejemplos de nuestra sociedad delincuente, son los correspondientes al delito de defraudación fiscal, que es cometido por quien con uso de engaños o aprovechamiento de errores, omita total o parcialmente el pago de alguna contribución u obtenga un beneficio indebido con perjuicio del fisco federal y el delito de contrabando que es cometido por quien introduzca sin permiso al país o extraiga de él mercancías omitiendo el pago total o parcial de las contribuciones o cuotas compensatorias que deban cubrirse.


Por fortuna de nuestras conciencias existen Códigos Penales como el de Sonora, que sí sancionan lo que podemos considerar como delitos en contra del orden social, y del cual no todos resultamos culpables. Tal es el caso de la bigamia, delito protector del orden monogámico de la familia matrimonial y que consiste en la celebración de un segundo matrimonio sin haber sido disuelto o declarado nulo el primer vínculo matrimonial. No obstante que la bigamia es un delito en Sonora, en el mundo existen otras legislaciones que no lo consideran propiamente como delito, sino como una mera infracción civil, lo que nos lleva a concluir que lo que para otros estados sí es una conducta que merece ser tildada de delito, en otras no tendrá mayor relevancia que una infracción de tránsito.


El delito, es entonces aquella conducta a la que una sociedad específica repulsa por ir en contra de los elementos o parámetros que ésta misma ha fincado para vivir en armonía, careciendo por ello el delito de valores u adjetivos calificativos que sean conjugables con él. Sin embargo, existen otros delitos en el Código Penal de Sonora que merecen nuestra atención por su notable o discreta agresión social: tal es el caso del delito de revelación de secretos que sanciona al que, sin justa causa, con perjuicio de alguien y sin consentimiento del que pueda resultar perjudicado, revele algún secreto o comunicación reservada que conoce o ha recibido con motivo de su empleo, cargo, puesto, o de la confianza en él depositada por otra causa; el de responsabilidad civil médica que cometen en el ejercicio de su profesión los médicos, cirujanos, sus auxiliares, y quienes practiquen especialidades similares; el de estupro que castiga al hombre que tenga cópula con mujer menor de 18 años que vive honestamente, obteniendo su consentimiento por medio de seducción o engaño; el delito de violencia intrafamiliar a todo familiar que cometa acto de poder u omisión reiterado e intencional dirigido a dominar, someter, controlar o agredir física, verbal, psicoemocional o sexualmente a cualquier miembro de la familia, y que pueda causar maltrato físico, verbal, psicológico o sexual; abigeato al que se apodere de una o más cabezas de ganado equino, ovino, caprino y porcino, de abuso de confianza, al que con perjuicio de alguien, disponga sin autorización, de cualquier cosa ajena mueble, de la que se le haya transmitido la tenencia y no el dominio. Todos ellos, justa o injustamente conllevan cárcel.

Así que si nos han cometido o hemos cometido una conducta pero todavía no sabemos que es en verdad un delito, debemos de acudir como ofendidos a la agencia del representante legal de la sociedad: el ministerio público o como posible inculpados, con el abogado penalista de nuestra preferencia para efectos de adecuar la conducta con el delito sancionable, ya sea que se pretenda acusar o defenderse, debiendo cuidarnos en uno u otro caso de la horrible corrupción que impera en el mundo que vive del "voy derecho y no me quito".

El autor es Licenciado en Derecho por la Universidad La Salle Noroeste y actualmente se desempeña como gerente jurídico en los estados de Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y Durango. Comentarios: javieroroz@gmail.com


Una opción para México

Por Erika Cervantes.

Sexenios van, sexenios vienen, y las promesas hechas por los políticos no encuentran realización en la vida diaria de los ciudadanos. Mientras los altos mandos están preocupados por contiendas partidistas y electorales, la sociedad sufre de graves carencias, injusticias y desigualdades. La clave, desde mi perspectiva, está en que nuestros gobiernos no han puesto el énfasis en el sector adecuado, que es la sociedad misma.

La base de México desde que surgió como país libre e independiente fue el liberalismo, que se define como la teoría y práctica de la limitación del poder. La nueva nación se comprometió a garantizar las libertades individuales mediante la Constitución. A lo largo de los años este liberalismo fue adaptándose al momento histórico, lo que dio origen a distintas formas de gobierno. Así fue que el país pasó por etapas de paternalismo, de populismo, y más recientemente, de un neoliberalismo a ultranza del que aún hoy se sienten sus efectos.

Pero ninguna de estas formas de gobierno ha podido suplir las necesidades de la sociedad. Los problemas siguen siendo los mismos, pero agravados. La pobreza, las desigualdades, la inseguridad y la delincuencia han ido en aumento y los gobernantes no encuentran la fórmula para acabar con tantos problemas sociales.

Si miramos hacia atrás, parte de la solución es presentada por John Rawls, un teórico liberal, catedrático de la Universidad de Harvard cuyo libro más conocido es “Una Teoría de la Justicia” (1971) y quien a lo largo de sus trabajos logró combinar dos corrientes de pensamiento que parecían inconciliables hasta ese momento: el socialismo con el liberalismo, creando así el liberalismo social, que es la base de lo que ahora se conoce como la Tercera Vía.

Se dice que el socialismo y el liberalismo parecían no tener puntos de conciliación porque el primero de ellos busca la igualdad a costa de las libertades, y el segundo busca exaltar las libertades a costa de la igualdad. En la práctica, el socialismo puso total énfasis en la sociedad y en la comunidad. El Estado se convirtió en un todo que absorbió las funciones de la economía y de la sociedad con la justificación de querer la igualdad de los ciudadanos. La consecuencia fue que se creó un Estado totalitario con injerencia tanto en la vida pública como en la vida privada de las personas. Por su parte, el liberalismo, con la filosofía del laissez faire, dejó en manos del mercado la vida política y social de las naciones, lo que provocó que las desigualdades en la distribución de la riqueza crecieran y la brecha entre ricos y pobre se hiciera más grande.

El gran logro de Rawls fue combinar ambas propuestas para lograr la más alta libertad con la más alta igualdad con justicia social un reto difícil ¿no?

Rawls expresa el deseo de crear una sociedad bien ordenada y guiada por dos principios de libertad. El primero dice que todos tenemos derecho de gozar de individualidad. Es decir, la más alta libertad individual compatible con la libertad de los demás. El segundo principio dice que todos tenemos derecho a disfrutar del producto de la cooperación social, es decir, a gozar de una justicia distributiva que genere igualdad.

El liberalismo social consiste entonces en tener un Estado cuya función sea la de garantizar la seguridad, la igualdad y el respeto de los derechos de sus ciudadanos, sin tener injerencia sobre la vida económica del país, que se deja en manos del mercado. El Estado existe para proteger a las personas de los abusos que se puedan generar de libre mercado, lo que implica una intervención directa en el momento en que se ponga en peligro el bienestar social. En resumen, se quiere una sociedad en donde conviva el libre mercado con la intervención del Estado a favor de los que menos tienen.

Es importante mencionar que la igualdad en Rawls no implica que todos sean iguales en cuanto a estratos sociales o a las posesiones que se tengan. Esta igualdad se refiere a que se tengan las mismas oportunidades para mejorar y para lograr un mayor bienestar. Igualdad en los derechos y en las libertades. Igualdad con justicia social en donde no haya discriminación por no tener lo que otros sí poseen. Igualdad en donde los que llegan más alto adquieran una mayor responsabilidad con los que menos tienen.

Parece utópico lograr una sociedad en la que el énfasis principal esté en la sociedad. Incluso Rawls fue duramente criticado en su momento por proponer un modelo idealista que no tenía cabida en la realidad. Sin embargo, en nuestros días se ha visto que este enfoque es el que se necesita para lograr mejores sociedades, en donde se dejen de lado los abusos del mercado y del Estado. Algunos países, de los más desarrollados, han logrado aplicar este modelo con grandes éxitos. Un ejemplo de ello es Inglaterra.

En México el reto es grande, pero no imposible. Estamos en el momento justo para empezar a sentar las bases del país que queremos tener. Y la responsabilidad recae ahora en la sociedad civil y no en el gobierno, pues ya se probó que éste únicamente ve por sus propios intereses y no por el bienestar general. Mientras la sociedad organizada no demande, no participe y no genere capital social, los gobiernos seguirán enfocados en sus asuntos. La sociedad debe exigir que las propuestas sean concretas y no dejarse impactar por las espectaculares y costosas campañas con que los candidatos bombardean al electorado.

El anhelo es que no pase otro sexenio ni más gobernantes que apliquen modelos de gobierno que dejen hundida a la sociedad mexicana. El liberalismo social puede ser la solución, puede ser una opción para nuestro México.


La autora es Lic. en Relaciones Internacionales por el Tecnológico de Monterrey y estudiante de la Maestría en Políticas Públicas en EGAP. Comentarios:
erikacervantes2003@hotmail.com

México sin propuesta

Por Alejandro Bahena.

Vaya decepción la que se llevó su fiel narrador al asistir a una de esas reuniones proselitistas que se ha empeñado en llevar a cabo el grupo opositor (ó al menos eso es lo que nos quieren hacer creer -en realidad no se sabe cuales sean sus verdaderas intenciones (ó tal vez sean demasiado obvias) al que se supone ser el “candidato” oficial del Partido que tantos años duró en el poder.

En realidad estamos viviendo una época de estancamiento político, en donde las ideas no surgen de los razonamientos de nuestros representantes, por el contrario, éstos se limitan a expresar sus discursos burdos, sin estrategias ni vías de acción a seguir.

Aquello que más nos sorprendió fue que estando en un supuesto “foro de desarrollo económico”, no existieran propuestas claras que definieran el rumbo por el cual México tiene que alinearse para crecer económicamente; las “recomendaciones” iban circulando entre los participantes del foro (prácticamente decían lo mismo), salvo alguno que otro que se aventuraba a proponer precisamente lo que plantea el “Gobierno del cambio” y que por alguna circunstancia u otra no ha logrado implementar. De esta manera todos y cada uno de los que quieren su pedazo de pastel (ó más bien solo aquellos que al menos tuvieron la perspicacia para comprender que estaban ante un auditorio que esperaba escuchar palabras en torno a la economía del país), decían que habría que fortalecer el crecimiento interno de la nación, que habría que impulsar el desarrollo de infraestructura y la inversión en tecnología e investigación, que sería necesario crear fuentes de empleo, etcétera, etcétera, sin embargo, como se manifestó en un principio, la carencia de procedimientos y de ideas innovadoras (para concretar éstas “encomiendas”) fueron la constante en la sesión, quizás conscientes de que sus simpatizantes aplaudirían cualquier comentario que saliera de sus bocas (por más insignificante e irrelevante que éste fuera para el tema en cuestión) -y si no fue así vaya problema con el que nos enfrentamos-, pero inconscientes de que el pueblo mexicano estamos hartos de tanta habladuría y tan pocos resultados.

Este escenario tan pernicioso para las esperanzas de la sociedad mexicana infunde en un servidor la comprensión sobre la antipatía que existe entre el legítimo electorado. Es natural que ante tal situación de incertidumbre política, de despilfarro monetario (porque el chistecito que se cuenta les costó cerca de trescientos mil pesos -no se diga de las precampañas y campañas de los diversos precandidatos y candidatos a puestos de elección popular (aunque bien este acto -“foro de desarrollo económico”- podría considerarse uno de tantos gastos de precampaña de los aspirantes a la candidatura a la presidencia del partido político en cuestión)-), de falta de propuestas, y de sinvergüenza cotidiana, haga que la gente no solamente no se interese por participar en los eventos de esta naturaleza (sin ser militante de algún partido en particular), si no que al parecer cuenta con alguna clase de repelente contra asuntos políticos nacionales, los cuales han dejado de ser de incumbencia de la mayoría de la población (quizás haya caído en la desesperación de quien siempre se topa con lo mismo y no encuentra un camino que lo guíe hacia alguna alternativa confiable).

El tan esperado cambio prometido por el actual gobierno jamás ha llegado en cinco años de gestión -al menos sus hazañas macroeconómicas por las que se jactan no han sido percibidas por las familias más necesitadas (ni por las no tan necesitadas)-, y la desilusión y el desencanto amenazan con atraer cada vez más a los desatendidos a la canasta del abstencionismo y la nula participación. Ahora bien, no todas las personas han dejado caer sus brazos, existen almas que aún quisieran hacer algo por el bienestar de la nación (y claro está que poseen las cualidades y capacidades para hacerlo), sin embargo las oportunidades para este nicho son escasas.

El problema yace en que a causa del accionar de nuestros políticos la gente ha perdido la confianza; el México sin propuesta que vivimos está carcomiendo el interés de las personas por participar en la vida política de la nación. Obviamente, como se ha mencionado anteriormente, existen individuos que han luchado por hacerse un espacio de alguna manera u otra dentro de los círculos de poder, sin embargo constituyen cuerpos de presión más que entes que tomen las riendas del país. Ahora bien, si nos pusiéramos a analizar a cada uno de los aspirantes que podrían llegar a ser el máximo mandatario de la nación, veríamos (casi con seguridad) que serán difíciles los seis años venideros a partir de las elecciones presidenciales.

De todos es sabido que será casi imposible que el partido en el poder repita su estancia en “Los Pinos”, por lo tanto el triunfo del dos mil seis pertenecerá a alguno de los dos partidos restantes que en realidad tienen posibilidades de victoria (los demás buscarán alianzas o simplemente obtendrán menos del cinco por ciento de la votación). No se tiene la intención de desanimar al lector, pero a como están las cosas, sin duda alguna el escenario con el que se comenzó este documento será la constante durante las campañas del presente y del próximo año, en donde la politiquería estará por encima de las propuestas, y en donde las estrategias y las vías de acción estarán perdidas entre actos proselitistas y mítines populacheros.

El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por el Tecnológico de Monterrey. Comentarios:
abahenap@yahoo.com

La “Intitulada”

Por Omar Del Valle.

Hace un par de semanas asistí a una obra de teatro cuyo nombre titula esta editorial. Cuarenta y cinco minutos combinaban una sensación de oscuridad, de angustia, de desesperación. ¡Es violencia pura! pensé. Maldita sea, hija de p….Bueno, en realidad las señoritas de la vida alegre no tienen la culpa del insulto, más hiere e indigna la misma violencia.

Me molesta. La inseguridad nos aterra. Muchos pasan días, meses y años enteros y no se enteran de en dónde está, cómo es, quién la genera, ni mucho menos se percatan de sus efectos directos o secundarios. Destruye lentamente las sociedades que claman ser libres, maltrata los delgados hilos de paz social con la cual se sostiene un ambiente digno para vivir y ser.

Hoy está aquí, pasó enfrente de nosotros, nos comió la voz y nos cegó la fuerza. Repetidamente la puesta en escena mostraba los agudos gritos de las víctimas: ¿Dónde están? ¿Dónde están? ¿Ya se fueron? ¿Ya se fueron? Ijoe-pu…ijoe- pu…Retumban las paredes, un niño exclama aterradamente: ¡Mi juguete! ¡Mi juguete!...

La violencia y la inseguridad están en todas partes. Pienso que en México, en todo su haber y esplendor, lamentablemente existen dos situaciones. La primera es “la costumbre”. Uno piensa que se puede acostumbrar a ella, digo, la violencia se comenta por doquier, en los diarios, en la radio y en la televisión. Poco nos asombra cómo la violencia nos aplasta, cómo el hombre se autodestruye. ¿Quién no ha cenado viendo el noticiero que transmite la guerra? Hasta se venden revistas de mal gusto que sólo muestran violencia, sangre, destrucción…morbo. Alguien me comenta que es la misma naturaleza humana: la destrucción. No supe si morir de la rabia o de la desilusión pues quizá tiene razón. Al escuchar hablar de la violencia e inseguridad, de sus estragos, de su culpa, de su asquerosa manera de existir, de su profunda estupidez, me percato que su frialdad quebranta las buenas intenciones, las esperanzas… ¡Pero qué va! Es parte de la rutina, nada de qué preocuparse, el pan de cada día, ¿cómo ve?

Mientras se sufre, se llora, y se desmorona la moral, se crea “la nada”: la segunda situación y quizá la más alarmante. Una “nada” amarga, sombra de las sobras, un silencio completo. ¿De quién es la mudez que “la nada” causa? ¿De quiénes han conocido la violencia o de quiénes suponen estar en cargo para evitarla? Una “nada” transparente, una “nada” que parece no existir, pero sabemos lo contrario. Es “la nada” de las acciones que debiesen trabajar por encontrar soluciones. Es una “nada” tormentosa. Imagínela. Camina lenta, entre todos, nos observa detenidamente, nos agradece nuestra ceguera. Imagínela, cruza una calle, sube un camión, estruja, roba, mata y caminando se aleja muy suavemente, como flotando por nubes de algodón teñido de colores pasteles como un atardecer, un atardecer que ha sido para muchos el fin.

Mujeres, niños, ancianos, hombres, animales, etc. Toda la naturaleza se torna agresiva; es la ley de la naturaleza: el más fuerte sobrevive. En México fiscales van, fiscales vienen, promesas van y no vienen, pero la violencia sigue y se arraiga a su juego sucio. El país se nos va de las manos. Cuidado, ¡Maldita sea!

En los tres cuartos de hora de la obra observé aquella “nada”. Transitaba entre los actores. Golpeaba y burlaba, llegaba y partía. Volvía a aparecer. Inmunda. Quería no ser vista, llevaba una cara blanca, pálida como su nombre. Curioso era ver que “la nada” estaba coronada. ¿Quién corona a “la nada”?, me pregunté. Era una corona de estilo árabe, colgaban de ella telas coloridas. Telas con figuras de rayas, cuadros, y de rombos. Colores rojos, azules, distintos tonos, muchos. Los colores no representaban ni sangre ni mucho menos esperanza. ¡Sorpresa! Tampoco eran telas coloridas solamente, eran corbatas “finas”. Entendí entonces quién coronaba a “la nada”.

En México coronan a “la nada” los que la niegan tres veces antes que cante el gallo. Bola de traidores. Coronan a “la nada” los que despachan del centro cuando los problemas están en la periferia. La coronan los que buscan maquillarse como ella pues ya hasta parece que “la nada” tomó valor, es muy querida, buscada y valorada. Coronan a “la nada” la falta de sentido de la vida ajena de quienes deciden por nosotros. Ninguna novedad.

La “Intitulada” me dejó pensando, y entre tanta bruma, hace unos días me encontré con Bukowsky. Olía mal como es su estilo. Pero eso no me limitó para platicar con Charlie. Su tragedia no era más que andar por la calle. Quizá para la calle, la tragedia era tenerlo a él. De cualquier modo, dijo algo cierto: si no tienes la chispa, colapsarás. ¿Qué chispa nos falta en México?, ojalá que no sea la chispa que vi en una caricatura de Quino cuya frase dice: “he decidido enfrentar la realidad, así que apenas se ponga linda me avisan…” Quizá ésta sea la chispa de los coronadores mexicanos.

México. Feminicidio sin solución.
México. Balacera en un Kinder en Morelia.
México. Más de 300 muertos en Sinaloa en el primer semestre del año.
México. Policía Militar en Nuevo Laredo.
México. Genocidio de hace tres décadas sin resolver.
México. Guerra de guerras. Acomodos del narco.
México. Elecciones, que el próximo se haga cargo.
México. ¿Y nosotros? ¿Seguimos sin título?

Esto no es un premio de Record Guiness. ¿Hasta cuándo? ¡Carajo!

La “Intitulada”, póngale el nombre que quiera…

Friday, June 17, 2005

En Memoria de Adolfo Aguilar Zinser

Por Ernesto Castañeda.

Como muchos intelectuales, a la vez cosmopolitas y nacionalistas, Adolfo Aguilar Zinser veía al Mundo desde México y a México desde el Mundo. Haciendo un estudio profundo de la historia y las ciencias sociales anhelando un mayor desarrollo nacional para que México ocupara un mejor lugar en la comunidad de naciones.


Estudiando su maestría en la Kennedy School y como profesor visitante en universidades en Washington, Chicago y Berkeley, estudiaba a México con la distancia y nueva perspectiva que le daba el país del norte al cuál admiraba a la vez que recelaba, lo que su ambición le había costado a México y a otros países del tercer mundo. Por décadas estudió la relación bilateral.


Incluso antes de entrar al equipo de Fox me tocó oírlo hablar de los muchos malentendidos históricos entre México y Estados Unidos, polémicas y mala comunicación, así como un profundo desconocimiento del “otro.” El veía la relación México/EU basarse más en estereotipos añejos que en la aceptación del otro con todas sus complejidades y matices. Que irónico que como diplomático y como funcionario público se haya visto envuelto en estas diferencias y malos entendidos.


Varias veces tuve la oportunidad de charlar con él en Berkeley, en Nueva York. La última vez que lo ví fue en el DF hace un año tomándose un café con Muñoz Ledo. Sus análisis de la situación nacional e internacional siempre eran inteligentes y documentados. Adolfo Aguilar Zinser era un ejemplo del intelectual público que no le temía a ser parte del gobierno a pesar de los arduos retos a enfrentar. Comprometido con el país, era guerrero de las ideas, las cuáles abanderaba con más pasión y lealtad que sus filiaciones partidistas. No buscaba el poder en sí mismo pero sabía que si quería influir como individuo tenía que estar cerca de los centros de poder donde se hacen las decisiones.


Adolfo Aguilar Zinser fue uno de los muchos motores que permitió el cambio democrático en México. Siempre se mantuvo congruente, crítico e independiente. Sin temor se declaraba pasionalmente en desacuerdo con gente poderosa, rompió varias amistades temporalmente e incluso platicaba que fue secuestrado por criticar al ejército.


Apoyo a Cárdenas en su segunda campaña pero no por eso dejo de ser crítico del PRD. Nieto de Miguel Ángel de Quevedo fue también un ecologista. Compitió para senador bajo el Partido Verde aunque después se distanció de él. Debido a sus desencantos con los partidos que lo nombraron como candidato fue en la práctica uno de los primeros legisladores ciudadanos independientes, incluso en un país donde los partidos son los ejes principales del acceso al poder.


Fue miembro del Grupo San Ángel y otros grupos de influyentes ciudadanos que impulsaban no sólo ideales sino programas y agendas específicos. Junto con su amigo Jorge G. Castañeda se opuso a algunas de las limitaciones del Tratado de Libre Comercio tanto en México como en EU por lo que levantó la animadversión de Carlos Salinas.


Cuando la campaña de Fox era un proyecto incierto, se unió a su equipo. Bajo la lógica del voto útil, buscó apoyo para Fox más allá del PAN y fue el encargado de relaciones internacionales en el equipo de transición. Junto con Fox y Castañeda elaboró un plan para crear una nueva relación entre México y EU, la cuál valientemente se intentó aunque lamentablemente fracasó porque para el dialogo se necesita de dos.


La Secretaría de Seguridad Nacional resultó exitosa en cuanto al trabajo bilateral cotidiano en relación a inteligencia, fronteras y aduanas pero obtuvo poca atención de los medios. Como embajador dependió de Jorge G. Castañeda y luego de Luis Ernesto Derbez a los que nunca pudo ver como jefes sino como colegas con los que podía estar en desacuerdo. En la ONU se encontró con las resoluciones en torno a la guerra en Irak. Que irónico que como capacitado interlocutor entre el gobierno Mexicano y el Estadounidense Adolfo Aguilar Zinder haya sido en cierto sentido presa de este conjunto de malos entendidos e ignorancia de los que tanto escribía.


Adolfo se sabía especial, como embajador de México en la ONU se codeaba seguido no sólo con los diplomáticos y burócratas de la ONU sino con Colin Powell, Condoleeza Rice, Kofi Annan y Dominique de Villepin entre otros, no como adulador sino como igual. Listo para hablar con ellos de frente y honestamente preparado para aliarse con ellos o debatir contra ellos con base en su propio discernimiento crítico y moral. De esta manera fue clave en forzar a la Secretaría de Relaciones Exteriores y al gobierno Foxista, un poco a pesar de sí mismos, no sólo a negarse a darle un sello a la invasión de Irak sino en oponerse a ella abiertamente.


Aguilar Zinser optó por la posición moral en contra de una guerra imperialista disfrazada con lenguaje antinuclear. Lo hizo aún en contra de personas dentro del círculo foxista que recomendaban usar este voto estratégicamente y cambiarlo por una supuesta posible amnistía para nuestros paisanos en EU. Aunque no era muy clara la posibilidad de que Bush cumpliera esta promesa, Aguilar Zinser se peleó con viejos amigos, se la jugó y busco ser mártir y líder moral en contra del apoyó de la ONU a la invasión a Irak. Estuvo del lado de los cancilleres de Francia y Alemania quienes tenían intereses económicos que serían afectados en Irak.
A pesar de que la historia le dio la razón, al comprobarse lo que mostraban Hans Blix sobre la falsedad de la existencia de armas nucleares en Irak, esta oposición le costó a Aguilar Zinser el puesto ante el Consejo de Seguridad unas semanas antes de que México dejara de ser miembro temporal del Consejo junto con Chile en representación de Latino América. La excusa fue una conferencia en la Universidad Iberoamericana donde ante la desilusión por la actitud americana que tomaba el apoyo de México por sentado, comentó que las elites americanas veían a México como el patio trasero de EU lo que ofendió a Fox; presiones de Powell y Bush precipitaron su renuncia y una ruptura pública con Fox.


Adolfo Aguilar Zinser era humano e imperfecto como todos. Tenía días buenos y otros no tanto. Cuando no podía convencer a otros con sus argumentos a veces la cólera y la soberbia lo tomaban preso pero sobre todo se llenaba de frustración entre lo ideal y lo bajo de la política pública e internacional. Adolfo Aguilar Zinser tenía muy altas ambiciones y expectativas de sí mismo, de México y del mundo. A veces brotaban en él las comunes inconformidades de las elites, para las cuáles el México real, con sus complexidades y problemas difíciles de resolver, le quedaba chico, y la distancia entre el México real y el proyecto de un nuevo México lo desesperaba y llenaba de ansiedad e insatisfacción. Lejos de sólo quejarse Adolfo trataba de amar el país por lo que era y de actuar y trabajar para hacer esos cambios realidad.


Adolfo Aguilar Zinser militó en muchas causas, banderas y partidos no sólo por su gran ambición y protagonismo sino también porque con su inteligencia y capacidad tenía mucho que aportar al país un intelectual público que no resistía mirar desde lejos las acciones que tenían el potencial de cambiar el país.
Con una excelente salud, una mente muy lúcida y muchas metas y sueños aún por cumplir murió Adolfo Aguilar Zinser. Lástima que su muerte allá sido tan llana y prematura, justo unas semanas después de la muerte de su madre. Nacido dentro de una prominente familia, contaba con un capital económico considerable, sobre todo en relación con la mayoría de la población, con una familia muy influyente y sobre todo con un alto capital cultural.


El nombre de su hermano Alonso Aguilar Zinser también ha salido mucho últimamente en los medios por ser abogado defensor de Raúl Salinas. A la pregunta expresa que le hice a Adolfo hace unos años sobre los clientes que defendía su hermano me contestó, “¿Que querías, que siendo un destacado abogado penalista defienda a las hermanas de la caridad?” Como criminalista destacado, al igual que su padre, el hermano defiende casos polémicos de conocidos personajes, sin embargo esto no tiene por qué servir como ataque fácil contra la moral de Adolfo Aguilar Zinser, que en paz descanse.


Sin duda Adolfo Aguilar Zinser era una persona comprometida con su país, un intelectual público, un pensador crítico que no tenía miedo a participar y convertirse en actor y propulsor de los cambios que imaginaba. Que sirva de ejemplo a todos los que aún quedamos.




Ernesto Castañeda Tinoco es graduado de la Universidad de California Berkeley actualmente estudia el Doctorado en Sociología en la Universidad de Columbia en Nueva York. Comentarios: ernestoforo@yahoo.com