Thursday, October 20, 2005

Visión de un mexicano

México hacia el 2006

Por Samuel Peña Guzmán.

Las preguntas que los medios y muchos nos hacemos hoy en día son ¿qué pasará el próximo año tras las elecciones?, ¿quién será nuestro próximo Presidente?, ¿tendremos desestabilidad económica?, ¿qué pasará en el PRI con el divisionismo existente?, ¿ganará López Obrador?, ¿volverán a fugarse los capitales golondrinos?, ¿se le otorgará esta vez el voto de castigo al PAN?

En fin, son muchas interrogantes las que leemos diariamente en los medios nacionales e internacionales sobre nuestro país. Sin embargo, el común denominador es precisamente la falta de certidumbre que años atrás la nación podía descifrar con anticipación, pero que hoy no lo puede hacer fruto natural de una democracia existente.

Dos de los tres principales partidos viven fuertes luchas internas por obtener la candidatura presidencial. Sin duda, el que más fuerte la vive es el PRI. Si bien se pretende elegir una candidatura democrática, hoy en día se corre el peligro, como se dice vulgarmente, de “darse un balazo en el pie”. La lucha entre la ex Secretaria general del PRI, Elba Esther Gordillo, y el hasta hace unas semanas Presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI y hoy pre-candidato a la Presidencia, Roberto Madrazo, ha dejado como saldo un divisionismo interno que pone en peligro la unidad de dicho partido. Por otro lado, no podemos dejar de mencionar las inconformidades que ha manifestado el candidato del TUCOM, Arturo Montiel. El común denominador es que Elba Esther y Montiel están en contra de la eventual candidatura de Roberto Madrazo, quien estuvo operando la pre-candidatura desde la presidencia del CEN.

El punto a analizar es si la fortaleza de Roberto Madrazo hacia dentro del PRI le permitirá llegar fuerte a una eventual candidatura presidencial en donde enfrentará a López Obrador, su enemigo político número uno; quien además de liderar las encuestar nacionales, será un recipiente “natural” de aquellos que no apoyan la candidatura madracista hacia el interior de su partido.

Me queda claro que un buen número de miembros del PRI, eventualmente –ante el mencionado divisionismo- otorgará su voto a cualquiera de los dos principales contendientes del PAN o PRD. Si a esta circunstancia le agregamos la alta popularidad con la que cuenta el precandidato del PRD, aparentemente pudiese alcanzar una victoria más fácil sobre sus contendientes. Estoy convencido que el divisionismo interno que actualmente padece el PRI va a ser un capital político adicional para los otros dos principales partidos, en este caso PAN y PRD. Sin duda, ante esta circunstancia, ellos serán los más beneficiados.

Por otro lado, el PAN como sabemos, está en medio de un proceso democrático que habría que reconocer, es ejemplar para los demás partidos. Felipe Calderón al parecer cuenta con un fuerte apoyo interno de su partido, contrario a todos los pronósticos. Hoy en día, Felipe Calderón lidera el número de votos necesarios para obtener la candidatura presidencial del PAN, frente a su principal competidor y hasta hace algunos meses candidato favorito, Santiago Creel, quien ha sido identificado como persona cercana al grupo del Presidente Vicente Fox.

Felipe Calderón ha venido de menos a más obteniendo victorias en las últimas dos elecciones internas del PAN y ahora, se encuentra acariciando la victoria. Sin embargo, aún le falta obtener los sufragios del Distrito Federal, cuna del ex Secretario de Gobernación Santiago Creel. El PAN, así mismo, va a ser un recipiente “natural” causado por el divisionismo interno del PRI. Sin embargo, el efecto Fox, que hace algunos años sirvió para obtener no sólo la presidencia de la República sino el triunfo en diversas elecciones a lo largo del país, hoy en mira hacia las elecciones del próximo año, el efecto pareciera ser todo lo contrario en virtud de la desilusión de una buena parte del electorado del país.

El voto de castigo que sufrió el priísmo en el año 2000, quizá lo padecerá el PAN en carne propia en las elecciones de 2006. Ante esta situación, Lopez Obrador nuevamente vuelve a ser recipiente “natural” ante dicha circunstancia.

Pareciera ser que las posibilidades del precandidato presidencial del PRD son grandes, sin embargo, existe simultáneamente el temor de un sector de la población sobre lo que pudiera representar un gobierno izquierdista tras más de 20 años de políticas económicas neoliberales. De ahí el temor de una posible desestabilidad económica y la huida de capitales e inversiones del país.

Dicho lo anterior, considero también que las instituciones de nuestro país son lo suficientemente fuertes y se tienen los candados necesarios para no llevar a cabo cambios repentinos que pudieran generar una desestabilidad macroeconómica. Estoy convencido que difícilmente el ganador de las elecciones presidenciales vaya a contar con una mayoría en el Poder Legislativo, por ende existirá, como existe hoy, un equilibrio de poderes con los candados necesarios, como ya mencioné anteriormente. Sin embargo, esperamos que el candidato triunfante establezca los “puentes” necesarios y realice un mayor trabajo político hacia el interior del Congreso y logre los acuerdos necesarios para llevar a cabo las reformas que nuestro país requiere. Lamentablemente, la actual administración careció de la aptitud política necesaria para llevar a cabo consensos dentro del Congreso, resultando en la realidad que todos conocemos. A las buenas intenciones, que no dudo el Presidente Fox tuvo, faltó acompañarlas de un quehacer político interno para lograr los objetivos trazados al principio de su administración.

México se encamina hacia una elección presidencial fuertemente competida en donde difícilmente alguno de los candidatos obtendrá la mayoría absoluta en la votación, amén de mencionar las elecciones del Poder Legislativo.

Las batallas internas de los partidos tienen un costo político que sin duda va a ser capitalizado por algunos de los contendientes. Esto, sin duda, ellos lo saben, la cuestión es si lo entenderán y evitarán los divisionismos que hoy en día padecen. La transición hacia el 2006 apenas comienza y los cuestionamientos que hoy nos inquietan, se irán respondiendo poco a poco conforme nos acerquemos a las elecciones del próximo año.

El autor es Coordinador de Inversión Extranjera en el estado de Nuevo León. Comentarios: samuel.pena@nl.gob.mx

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