Como parte de un proyecto con el Profesor Robert Smith y estudiantes de la Universidad de Columbia, llevó año y medio estudiando la economía doméstica de los hogares transnacionales. Como parte de éste estudio realizamos cien entrevistas con familias que tienen algunos de sus miembros en Estados Unidos y otros en México.
Preguntamos anónimamente a personas de Huamuxtitlan Guerrero y poblaciones aledañas que tenían familiares en Nueva York: cuánto ganaban, cuánto gastaban y qué tanto dependían de las remesas de EU. También entrevístanos gente en Nueva York y les preguntamos en qué trabajaban, cuánto ganaban, cuánto costaba vivir en la ciudad y cuánto dinero mandaban a casa entre otras muchas cosas.
Los resultados entre este grupo de relativamente recién llegados a NY fue que la mayoría manda alrededor de 300 dólares al mes para mantener a su familia en México, la cuál gasta alrededor de un 80% en alimentos, gastos domésticos y consumo básico. Cierta parte se utiliza para pagar los gastos del material escolar y para construir casas, sin embargo poco dinero queda para ahorrar o para invertir en negocios propios que le permitan al trabajador en Estados Unidos regresar pronto a su región de origen.
La mayoría de los entrevistados en Nueva York quisieran regresar a México y la mayoría de sus familiares en México preferirían que sus padres, madres y cónyuges o hijos vivieran con ellos. Sin embargo la carencia de empleos, y sobre todo de empleos bien remunerados, hacen que muchos decidan ir al norte para ganar unos centavitos de más aunque las estancias acaban extendiéndose porque los ingresos son mayores pero también los gastos. Además de que las condiciones de trabajo distan mucho de ser optimas.
México recibió más de 13 billones de dólares en el 2003 en remesas lo cuál es una entrada de dólares cuyo monto total solo es superado por las exportaciones de petróleo. No obstante, este dinero dista de ser la solución a todos los problemas de México ya que representa el ingreso ganado con el sudor de los jefes de hogares y que es enviado a México para que sus familias puedan tener una vida digna, cubrir sus necesidades básicas y uno que otro lujito. Sin embargo, el costo social es altísimo ya que las familias tienen que separarse y los trabajadores transnacionales tienen que enfrentarse a una cultura ajena, a largas horas de trabajo y pocas horas de diversión y pocas oportunidades de superación profesional.
Cómo tanto mexicano en México, estos compatriotas trabajan todo el día, hasta seis días a la semana tan sólo para vivir al día aquí y para que sus familias paguen los gastos mensuales allá. Esto no es desarrollo, sino dependencia y explotación. Esperemos que los salarios mínimos aumenten en Nueva York como prometía el candidato presidencial demócrata y que los créditos, y las condiciones de trabajo y de cruce de la frontera mejoren porque los paisanos sólo quieren trabajar para comer y darle de comer a sus familias.
El autor es estudiante del Doctorado en Sociología en la Universidad de Columbia.
Comentarios: ernestoforo@yahoo.com
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