Es preciso analizar la diplomacia que ha mantenido México en este sexenio:
Primero: Las declaraciones de Fox en el 2001 acerca del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) donde afirmó que su utilidad era nula y que México saldría de este tratado. Estas declaraciones lastimaron a la OEA.
Segundo: La conocida votación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde México al parecer iba a votar en contra de la invasión de Estados Unidos a Irak, jugando dos cartas, por un lado tratando de quedar bien con Estados Unidos al declarar que ningún tirano debía gobernar un país y por otro, diciendo que votaría en contra de la guerra. Esta actitud indecisa irritó mucho a Estados Unidos.
Tercero: El rompimiento de relaciones México-Cuba, (país que no forma parte de la OEA) donde a final de cuentas el gobierno mexicano, mediante su canciller, se retractó del enfrentamiento de la manera más cobarde, decidiendo reanudar relaciones como si nada hubiera pasado.
Cuarto: El fallido acuerdo migratorio con el vecino país del norte.
Estados Unidos, molesto con México por su diplomacia tan ruin (si es que se le puede llamar diplomacia a todos estos absurdos) está apoyando al ex presidente de El Salvador Francisco Rico para ocupar la titularidad de la organización, no habiendo otros mejores candidatos para arribar a este puesto. Aunque no era descabellada la idea de que uno de los mejores candidatos para tal puesto fuera Rigoberta Menchú, premio Nobel de la paz 1992, estando Estados Unidos de por medio, la idea se esfumaba . Lo peor del caso es que normalmente gana el candidato que apoya Estados Unidos y en este sentido, los yanquis han declarado que apoyarán a Francisco Rico y no a Luis Ernesto Derbez. Según sus razones, señalan que es mejor que entre un ex presidente centroamericano a presidir la OEA por la tradición que siempre se ha llevado y no un funcionario menor de un país tan cercano a ellos.
Realmente es de dudar que la mayoría de los países latinoamericanos se rebelen contra Estados Unidos y voten por un candidato que no sea el de ellos, pero por las afirmaciones de Derbez es necesario otorgar el beneficio de la duda, más aún cuando afirma que está tratando de convencer a los yanquis que él es la mejor opción.
La votación está programada para junio cuando sesione la Organización, pero Derbez pidió que se acotara el plazo, propuesta que agradó a Estados Unidos. De ser así, pronto comprobaremos las afirmaciones del canciller de haber amarrado ya los 17 votos necesarios para presidir el organismo. Si esto sucede, en hora buena, será el primer triunfo diplomático de la administración foxista; si no, será una derrota más en las múltiples vergüenzas que hemos vivido últimamente los mexicanos en las relaciones internacionales.
Sólo una cosa me pregunto: yo no sé que haría en la OEA un mexicano que cuando tomó posesión de su cargo como canciller ni siquiera supo qué significaba la “Doctrina Estrada”.
Rafael Martínez Medina, autor de El Enigma de Colosio, es estudiante de la Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana Comentarios: letraz@hotmail.com
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