Compromiso Social
Sin duda, México ha cambiado en los últimos 10 años. En repetidas ocasiones he tenido la oportunidad de discutir sobre el desarrollo social y sus implicaciones para el avance de México. Se discute principalmente si el desarrollo económico per se provoca un impacto en el desarrollo social, finalmente llego a la conclusión que las teorías de desarrollo de la política económica y social no son ajenas sino compartidas. Ambas asumen una corresponsabilidad en el actuar de la gestión público privada y de la sociedad civil como otra entidad, como alternativa política para la provocación de mejores cambios sociales y económicos.
Es la corresponsabilidad social la que me convoca hoy a tomar el tema de participación cívica y compromisos. Mucho se ha dicho que si no hay participación comunitaria, si no hay participación de quienes hacen posible su grandeza, no hay esquema de desarrollo que sea válido. Actualmente, en México predomina un desarrollo de participación comunitaria que se gestiona externamente, en el cual se identifican las necesidades de las comunidades y se le asigna un plan con los recursos “adecuados” para hacer frente a la problemática; lo que se propone, es establecer un desarrollo de autogestión dando propiedad a las comunidades a través de la participación en la planeación de sus propias soluciones para hacer frente a sus demandas y conjuntamente diseñar las directrices que harán un desarrollo participativo de todos los actores sociales.
En este contexto de corresponsabilidad, juegan entonces un papel importante la participación cívica, la voluntad de actuar y tomar parte en la construcción de un destino para un país dolido y fragmentado, pero también para un país noble, lleno de causas y riquezas humanas. Por eso resalto la necesidad de la participación cívica con un profundo compromiso social, para sumar voluntades, para multiplicar esfuerzos y no para restar y dividir; para crear alternativas de desarrollo pues de otro modo se estará orillando a mexicanos muy necesitados.
Lamentablemente, el principal obstáculo que enfrenta México es la Indeferencia. Es sin duda una barrera del desarrollo social y humano de nuestro país. Esto es causa de que en muchas ocasiones, cuando los problemas sociales no nos afectan directamente, la apatía y el desinterés surjan como remedio para no participar. Si se desea concretar un nuevo modelo de desarrollo económico y social, se requiere hoy un cambio de actitudes y de sensibilidad ante la situación lacerante de nuestro país; se requiere encontrar los espacios para participar y de no encontrarlos, crearlos.
Cuando se participa cívicamente, cuando se prestan horas de servicio social, cuando se trabaja con las comunidades, los esfuerzos pocas ocasiones son reconocidos e inclusive, a quienes participan intensamente en estas actividades se les cataloga como personas consagradas socialmente. Bien, trabajar para el desarrollo social en México y en cualquier parte no implica necesariamente consagrarse socialmente, implica entender que el país necesita de la participación activa de cada uno de los mexicanos, una participación honesta y con un alto compromiso social.
Es muy sencillo quejarse, reclamar y criticar, es muy difícil formar parte del actuar. Nuevamente, está escasa la voluntad cívica. Parafraseando a grandes pensadores mexicanos “No debemos olvidar que lo que hagamos hoy será determinante para las generaciones futuras, para que ellas, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, fortalezcan su confianza en México, en sus instituciones y en su vida política”.
Y así querido lector, lectora, le propongo pensar: ¿Y a mí, qué me toca? ¿Cuál es mi papel en este desarrollo de país? ¿Qué puedo aportar? Existe, insisto, una corresponsabilidad de cada mexicano en el desarrollo nacional; esto no implica sustituir tareas que les corresponden a otros actores sociales, significa asumir compromisos individuales y colectivos. Culmino con una frase de Octavio Paz. “...Enderezar al País no es tarea de un solo hombre o un grupo sino de una generación (…) El bien, quisimos el bien, enderezar al mundo, no nos faltó entereza, nos falto humildad...”
El autor es Licenciado en Economía por el Tec de Monterrey y cursa la Maestría en Políticas Públicas en la Universidad de Georgetown. Comentarios:
ofd@georgetown.edu
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