Por Alonzo Rabelo Zurita
A lo largo de diferentes sexenios, los gobiernos en turno han aplicado distintos programas de apoyo para las personas de muy bajos recursos, programas que se intensifican en épocas electoreras, programas que si bien su finalidad es noble y de buena intención, el destino de estos apoyos nunca llegan a su objetivo final. Procampo, Progesa y Oportunidades son un claro ejemplo de una serie de programas de ayuda económica que en la práctica pierde su objetivo final. No es regalando dinero a productores y personas de muy bajos recursos que se disminuirán los problemas económicos de dichas personas, simplemente es una especie de populismo mal entendido, ya que el dinero que se otorga a los pequeños productores para conseguir insumos e incrementar su producción termina en bares y pequeñas cantinas.
Lo mismo sucede con los otros programas, que si bien en muchos casos efectivamente impacta el poder adquisitivo de este sector de la sociedad, en otros crea un conformismo en la medida en que solo se espera cada periodo de pago, sin realizar ningún trabajo extra. En otras palabras es como crear un hijo tonto, a quien uno le resuelve todos sus problemas sin que ellos hagan lo mínimo posible.
Y qué decir de los programas dirigidos también a las personas de muy bajos recursos que consisten en dar un apoyo en efectivo por cada hijo que tengan. En teoría parece un gran incentivo para poder sacar a una familia de un rezago económico-social a un nivel de vida mejor, pero esta teoría no es tan práctica en la realidad. Aunque es verdad que este sector social necesita un apoyo real, de ninguna manera es el más eficiente y efectivo, ya que lo único que se ha logrado es que dichas personas marginadas socialmente se han convertido en verdaderas maquinas creadoras de niños, que a final de cuentas crecen en las mismas o en peores condiciones. Esto se ha traducido en un incremento agresivo de la población insostenible para algún otro tipo de programa social con un objetivo que se cumpla en la teoría y practica, enfocado a un determinado sector socioeconómico que cuenta con un específico numero de pobladores, que demandan un determinado número de soluciones para su interminable número de necesidades.
Una posible solución, en el caso de los programas dirigidos a los productores, es dar apoyos en insumos, material de trabajo, cursos de especialización, y por supuesto, recursos económicos. De esta manera, especificando los objetivos de producción del sector beneficiado por el programa de ayuda, se crearía un incentivo mayor para producir y para reactivar este sector socioeconómico del país. Además se crearía una nueva cultura de trabajo, fundamentado en un espíritu de lucha y de sacrificio y no en la idea de esperar que el gobierno solucione todos los problemas. Pero tal parece que el objetivo primordial de las autoridades competentes no ha sido mejorar el nivel de vida de la sociedad, sino simplemente seguir manteniendo el modo de vida de dicho sector socioeconómico para poder manipularlo con menos complicaciones que los demás.
Lo mismo sucede con los otros programas, que si bien en muchos casos efectivamente impacta el poder adquisitivo de este sector de la sociedad, en otros crea un conformismo en la medida en que solo se espera cada periodo de pago, sin realizar ningún trabajo extra. En otras palabras es como crear un hijo tonto, a quien uno le resuelve todos sus problemas sin que ellos hagan lo mínimo posible.
Y qué decir de los programas dirigidos también a las personas de muy bajos recursos que consisten en dar un apoyo en efectivo por cada hijo que tengan. En teoría parece un gran incentivo para poder sacar a una familia de un rezago económico-social a un nivel de vida mejor, pero esta teoría no es tan práctica en la realidad. Aunque es verdad que este sector social necesita un apoyo real, de ninguna manera es el más eficiente y efectivo, ya que lo único que se ha logrado es que dichas personas marginadas socialmente se han convertido en verdaderas maquinas creadoras de niños, que a final de cuentas crecen en las mismas o en peores condiciones. Esto se ha traducido en un incremento agresivo de la población insostenible para algún otro tipo de programa social con un objetivo que se cumpla en la teoría y practica, enfocado a un determinado sector socioeconómico que cuenta con un específico numero de pobladores, que demandan un determinado número de soluciones para su interminable número de necesidades.
Una posible solución, en el caso de los programas dirigidos a los productores, es dar apoyos en insumos, material de trabajo, cursos de especialización, y por supuesto, recursos económicos. De esta manera, especificando los objetivos de producción del sector beneficiado por el programa de ayuda, se crearía un incentivo mayor para producir y para reactivar este sector socioeconómico del país. Además se crearía una nueva cultura de trabajo, fundamentado en un espíritu de lucha y de sacrificio y no en la idea de esperar que el gobierno solucione todos los problemas. Pero tal parece que el objetivo primordial de las autoridades competentes no ha sido mejorar el nivel de vida de la sociedad, sino simplemente seguir manteniendo el modo de vida de dicho sector socioeconómico para poder manipularlo con menos complicaciones que los demás.
El autor es economista por el Tecnológico de Monterrey y actualmente es consultor financiero en el Estado de Chiapas. Comentarios: arz_pitt@hotmail.com
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