Friday, April 01, 2005

A los Jóvenes y a los no tanto

Por Armando Colosio Muñoz.

El 90 por ciento de los jóvenes, sin importar el nivel educativo que tengan, utilizan en promedio 85 palabras para comunicarse. “Tienen poco interés por la cultura. Ni les interesa, ni la conocen ni van para allá. La escuela ha sido fundamental en eso. Los maestros no ganan bien; están mal preparados, y sólo interesa dar su clasecita y cobrar su miserable sueldo”, lamenta Ernesto de la Peña, integrante de la Academia Mexicana de la Lengua.

Entre esas 85 palabras están güey, mamón, onda, padre y las groserías, aunque, dice, éstas no son bien utilizadas. “Yo me doy por bien servido; conozco muchas y creo que las sé emplear en un momento oportuno, pero nada más hablar con base en groserías es no decir nada; el efecto que puede tener una grosería de agresión, se mella para todo, como el caso de güey”.

La problemática del uso de la lengua se da en el seno familiar y debe ser tratado con firmeza en la escuela. Los maestros son la pieza clave para el uso correcto de la lengua, como bien lo expresa De la Peña. La escuela seguirá siendo el pilar fundamental en la generación de hombres y mujeres mejor preparados y por consiguiente mejor encauzados en el uso del lenguaje.

Alerta que en México, el idioma muere, pues ni los hombres políticos pueden utilizar de manera correcta las palabras, (Ojo Creel, Fox, Diputados, Senadores, etcétera). Y, si ellos que son quienes nos representan se comunican peor que las bestias, el problema se agrava, sobre todo en las zonas más desfavorecidas.

“A mí me da envidia cuando hacen encuestas por las calles de países latinoamericanos, que no tienen la misma importancia que México, como Guatemala o Costa Rica, y las personas hablan con mayor soltura. En contraste con los mexicanos que para todo ponen el ‘pues’ o simplemente no contestan adecuadamente”.
Para erradicar el uso incorrecto de la lengua, advierte el doctor Ernesto de la Peña, quien conoce 32 idiomas y es ensayista, poeta, traductor y escritor, que el vehículo adecuado es la familia en primer término y la escuela. El país necesita que sus jóvenes amen la lengua, pues es su primer órgano de trabajo con el cual piden empleo y se relacionan. Resignado a que la lengua seguirá en decadencia, a Ernesto de la Peña ya no le interesa hacer un llamado a utilizar de manera correcta el lenguaje, pues invitado a hacer una reflexión a la ciudadanía para hablar bien, dice “¿Pero quién me va a pelar?, ¿Quién me va a hacer caso?”.

Su tarea como integrante de la Academia Mexicana de la Lengua es vasta. “Hago programas, doy información sobre las palabras, doy significados, pero no puedo solo, se necesita un grupo de gente que lo haga, una especie de cruzada”. Aún así, y consciente que no se hará nunca, propone una reforma radical y honesta que incluya al sector educativo y emplee recursos para el sueldo de los maestros y mejores herramientas de trabajo, pues “son ellos quienes forman o deforman a las generaciones”.

El resultado de las dificultades que enfrenta México en el sector educativo y otros es que, concluye De la Peña, “la juventud está en una condición lamentable”.


Comentarios al autor:
colosio@hmo.megared.net.mx

1 comment:

Anonymous said...

Buen artículo, más y mejores maestros y el abismo de de la desigualdad se irá reduciendo significativanmente...

Agsutín Cabrera M.